¿Qué piensa la oposición que ha encontrado en el informe de
fiscalización especial del Tribunal de Cuentas de los años
2002 a 2004?
Se han lanzado sobre el mismo como lobos hambrientos
creyendo que han encontrado la piedra filosofal que puede
causar daño a la gran arma electoral del Partido Popular: el
presidente Juan Vivas.
Los ciudadanos deben conocer que este informe especial de
fiscalización se realizó porque así lo quiso el Partido
Popular. Fue una propuesta del grupo parlamentario
socialista en la legislatura 2003-2007 y si hubiera existido
miedo u opacidad, el PP no habría tenido problemas en
rechazar la moción socialista porque estaba respaldado por
diecinueve escaños.
Y no se le podría achacar ninguna actitud antidemocrática,
porque no hay administración pública de nuestro país que se
haya ofrecido al Tribunal de Cuentas en dos ocasiones en tan
corto período de tiempo. Ha sido un ejemplo de transparencia
del presidente Vivas y de su gobierno, puesto que también la
aprobación de la anterior fiscalización especial referente a
los años 1999-2001, incluía un ejercicio, el último, que en
la práctica fue casi completo bajo la Presidencia de Juan
Vivas.
También hace falta realizar otra consideración: el análisis
se refiere a procedimientos administrativos que se
efectuaron hace ocho, siete y seis años, respectivamente y
el análisis de los comportamientos llega más de un lustro
después. Totalmente fuera de contexto y además con la
salvedad que gran parte de las citadas recomendaciones ya
han sido puestas en práctica por parte de la Ciudad Autónoma
de Ceuta.
A los ceutíes no se les puede engañar. Hay que contarles
todo, tanto lo bueno como lo malo. Tanto las críticas del
Tribunal de Cuentas como las alabanzas del alto tribunal.
Es verdad que se detectaron disfunciones en la gestión del
patrimonio, de los recursos humanos o de las subvenciones a
asociaciones, pero también se da el visto bueno a los
cumplimientos de estabilidad económica, a la reducción de
los sueldos de los altos cargos o que no hay débitos ni a la
Seguridad Social ni a la Agencia Tributaria.
El informe del Tribunal de Cuentas es un todo. Y como tal
debe ser analizado y si alguien con absoluta independencia
analizara los más de trescientos cincuenta folios del
documento llegaría a la misma conclusión que nosotros: hay
muchas más luces que sombras.
Luces que son un apoyo a la gestión del Gobierno autonómico
y sombra que no se ocultan debajo de la alfombra, sino que
se exponen para conocimiento de la ciudadanía y que son un
espaldarazo para reforzar los controles internos.
Si cualquier administración pública del Estado se hubiera
sometido, de manera voluntaria, es un concepto que ha de
estar completamente claro, a una fiscalización especial por
parte del Tribunal de Cuentas sería muy difícil que escapara
tan bien como lo ha hecho la Ciudad Autónoma de Ceuta.
Aquí nadie ha metido la mano en la caja, no hay ningún
ilícito penal, lo que demuestra ese compromiso de honradez
con el que llegó el presidente Vivas a la Presidencia de la
Ciudad y que se ha mantenido a lo largo de estos nueve años.
Hasta aquí toda la verdad del informe del Tribunal de
Cuentas. Un informe dentro de la normalidad y que dentro de
esa normalidad debe ser analizado. Lo demás, lo que vendrá
durante los próximos días, será un culebrón parecido al que
hemos visto en algún medio de comunicación español en
relación con los papeles del Departamento de Estado de
Estados Unidos y que pudieron leerse en Wikileaks.
Serán engaños dirigidos a la ciudadanía, un intento de
manipular a los ceutíes y si para ello se ven en la
obligación de mostrar frases fuera de contexto, de mentir
sobre algo que no se diga en el informe e intentar crear una
imagen de descontrol en el Gobierno y procurar una reacción
de histeria colectiva, a buen seguro que lo intentarán.
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