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OPINIÓN - DOMINGO, 2 DE ENERO DE 2011

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES. 27


Hacía un montón de meses que no veía a Mohammer Alí Amar, ‘Nayim’. Vamos, desde principios del verano pasado. Días antes de incorporarse al Real Zaragoza como segundo entrenador a las órdenes de José Aurelio Gay. Lo hallo en la sala de estar del Hotel Parador “La Muralla” y, tras los saludos de rigor, me dice que se está tomando la vida con calma, después de lo ocurrido en Zaragoza. Y que está dispuesto, como no podía ser menos en cualquier profesional, a escuchar atentamente las ofertas que le hagan. Lo que se me olvidó preguntarle a Nayim, siempre tan educado y amable, es si sigue perteneciendo al equipo técnico de su amigo Gay. En fin, que Nayim, tan querido y admirado en la capital aragonesa, no ha podido cumplir su sueño: permanecer muchas temporadas en un club donde el ceutí hizo historia cual jugador.

MARTES. 28


Veo venir de lejos a la hora de mediodía, por el centro de la ciudad, a Francisco Antonio González, quien fuera diputado en el Congreso durante diecisiete años y ahora es comisario de la “Fundación Ceuta Crisol de Culturas 2015. Título rimbombante para un cargo en el cual permanecerá seis años como mínimo. Una bicoca, vamos. Observo que me ha visto y que ha tomado todas las precauciones posibles para no saludarme. Su maniobra tiene más de persona cateta que de alguien que ha nacido en los madriles y que se ha pegado casi tres décadas como parlamentario en el edificio sito en la carrera de San Jerónimo. Pero, en vista de que Ceuta es pequeña y marinera, según nos recuerda nuestro alcalde a cada paso, vuelvo a tropezarme con González, también conocido por el sobrenombre de Pacoantonio. Y llamo su atención: “Oye, Paco, ¿sigues todavía molesto por haber aireado yo la mucha amistad que te une con Francisco Márquez? Y Pacoantonio me responde sin dejar de andar: Pues sí: Francisco Márquez es mi gran amigo. Y allá que siguió marchando el comisario de la “Fundación Ceuta Crisol de Culturas 2015, con su acostumbrada marcialidad, el gesto hosco y firme el ademán, mirada al frente y fe ciega en la victoria.

MIÉRCOLES. 29


Me tropiezo con José Luis Cordero, a quien también llevaba la tira de tiempo sin ver. Y, claro, mantuvimos media hora de cháchara. Lo normal. Aunque debo reconocer que en otras ocasiones hemos hablado mucho más tiempo de cuestiones intrascendentes. Sobre todo, de hechos vividos cuando ambos teníamos veintitantos años menos y raro era el día en el cual no compartíamos tertulia, aperitivo y noctambulismo. Mi afecto por José Luis y su familia es sincero. Y mi alegría es grande cada vez que compruebo que ha vuelto a recuperar en gran medida el sosiego perdido durante años. Por motivos que a todos, de una manera o de otra, nos agobian en ocasiones y cuando menos los esperamos. Con José Luis he vivido momentos estupendos y nos hemos reído lo indecible. Y asimismo, conviene decirlo, ha habido etapas en las que nuestros desacuerdos estuvieron a punto de echar por tierra la simpatía que nos profesamos.

JUEVES. 30


El miércoles había conocidos esperándome para compartir aperitivo y comida. Pero decidí quedarme en casa. Pensé, como otras veces, en que a tales conocidos era conveniente dejarles sin mi presencia para que pudieran criticarme a gusto. Analizar todos mis defectos. En fin: zurrarme la badana de lo lindo o ponerme como chupa de dómine. Y es que hay conocidos a quienes, por estimarlos, les ofrezco la oportunidad, de cuando en cuando, de que puedan juntarme chinita con los pies. Por más que, cuando están de frente, me hagan la jarrita de plata. Traduzco ambas expresiones andaluzas: La primera es traicionar. La segunda adular por sistema cuando quieren algo. Hoy, por tanto, he salido y he compartido mesa con Pepe Ávila, director del Hotel Tryp, con su hermana, Mercedes y con el marido de ella, José María. Hemos hablado de todo. Y también de la educación familiar en la casa y en el colegio. Y José María, cuando tocó opinar de fútbol, resulta que se acordó de cuando la Agrupación Deportiva Ceuta perdió en Carranza, por nueve a uno, frente al Cádiz, en la Copa del Rey. ¡Vaya memoria la del marido de Mercedes y cuñado de Pepe Ávila!

VIERNES. 31


Ayer estuve en El Mentidero, establecimiento que suelo visitar dos o tres veces a la semana. Y Jesús, el propietario, me recordó que mi presencia en el local está acompañada casi siempre de buen bajío. Puesto que viene observando que, cuando pongo los pies en su casa, en nada y menos se le llena ésta y asimismo el espacio exterior. Ni que decir tiene que las palabras de Jesús me sentaron la mar de bien. Pues ser portador de suerte para otros es motivo de tanta satisfacción como de tristeza debe de ser cuando se es tachado de aguafiestas, mala sombra, cenizo, o manzanillo. Lo de ser manzanillo es para echarse a llorar. Ya que se llama así al gafe. A la persona que trae mala suerte su compañía o su presencia. No es la primera vez que uno oye decir lo siguiente: “No invites a Fulano a la excursión, que ése es manzanillo, y como venga, seguro que llueve o pasa algo que nos lo estropea”. Yo, como he sido siempre algo supersticioso, he cuidado mucho no juntarme con gafes. Aunque, con el paso de los años, me he descuidado en tal aspecto. Y me he dado cuenta de que comparto, en bastantes ocasiones, tiempo con algún manzanillo. Peligroso gafe. Y si, además, éste goza también de la condición de chivato, así me va últimamente. Tendré que tomar medidas.

SÁBADO. 1


Víctor Corcoba Herrero, articulista de este periódico, nos pintaba ayer un cuadro negro de una situación económica que terminará siendo objeto de mucho odio, pero mucho, contra los políticos. Y sobre todo, claro es, contra los políticos corruptos. Y no exagera. Ya que la pérdida de la clase media es el mejor indicativo de que las desigualdades entre pobres y ricos son cada vez mayores. Cualquiera que haya leído ‘Historia de las ideas políticas’ se habrá encontrado con la importancia que la clase media ha tenido desde que a los griegos les dio por hablar de democracia. Una clase que servía de intermediaria entre los ricos, llevados por el egoísmo y la ambición, y los no propietarios, carga y amenaza para el Estado. Pues bien, al paso que vamos, y ante el desastre económico que se está produciendo, habrá cada vez más pobres que se verán obligados a depender de la caridad de la Iglesia. Aumentará la fe entre los necesitados y, en cualquier momento, habrá políticos que se vean obligados a coger las de Villadiego. Nos esperan unos años donde más que apretarse el cinturón tendremos que rezar para no terminar haciendo cola, desgraciadamente, ante la puerta de cualquier local de Cáritas Diocesanas. Bendito sea Dios.
 

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