Una larga fila de taxistas. Un grupo de policías agrupados
en varias zonas de Ceuta. Porteros, camareros, disc jockeys,
gerentes y demás personal de la hostelería en todos los
locales. Recepcionistas en los hoteles. Dependientes en
algunas tiendas sin toque de queda. Personal sanitario.
Limpiadores. Vigilantes de seguridad... Y otros muchos
profesionales.
“La noche está tranquila”, dice una agente policial a las
dos menos diez de la madrugada del 1 de enero, al mismo
tiempo que un compañero le informa de que acaban de detener
a cuatro personas.
No muy lejos de allí, en el hotel ‘Ulises’, Mina está
limpiando la recepción. Lleva trabajando desde las ocho de
la tarde y terminará su turno a las cuatro de la mañana. Ha
cenado con sus compañeros.
Por las calles, circulan numerosos taxistas, en su mayoría
de origen árabe, que al ser musulmanes y no celebrar el año
nuevo cristiano, aprovechan la noche para ganar dinero
trabajando. Al igual que en el ‘Burguer Shawarma’, en El
Poblado, que llevan abiertos desde las nueve de la noche.
Muchos jóvenes agradecerán tener un alimento sólido que
ingerir cuando lleven bebidos varios cubatas.
María Isabel se ha librado este año de trabajar en días
festivos, pero le ha tocado en muchas ocasiones anteriores.
“En las noches de fin de año, o en las Nochebuenas, en las
Urgencias de los hospitales lo que tenemos son muchas peleas
y accidentes, los resultados de muchas borracheras”, asegura
esta enfermera que está de vacaciones en Ceuta.
Una gran mayoría de la población decide empezar el año
disfrutando. Pero para que esto sea posible, a otra parte le
toca trabajar. Personal sanitario, de hostelería, de
seguridad... Son solo algunos ejemplos, entre los que, por
cierto, también se incluyen los periodistas.
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