Cierto es también que por difereX
Al margen de acciones terroristas puntuales, cuya letal
amenaza ha mostrado su rostro estos días en varios países
europeos y que representa tan solo la cara visible del
iceberg, la realidad es que la marea del islamismo radical
no deja de subir en todo el continente, presentando en
España unas particularidades propias. Sin desdeñar su
importancia mediática, de poco sirven interesantes
iniciativas didácticas a través de entidades como la UNED
(Universidad Nacional de Educación a Distancia) o el
Instituto Cervantes que inciden en presentar (y educar)
sobre un Islam “integrado”, cuando buena parte de la
población musulmana en nuestro país (en Ceuta mismo) se está
deslizando progresivamente hacia pautas ideológicas propias
y al margen de los valores comunes del resto de la
ciudadanía. El problema es aun más grave cuando alcanza ya a
la segunda generación, los niños y niñas nacidos en España,
que empiezan a reivindicar y exigir valores contrapuestos a
los nuestros: piscinas para ambos sexos, alimentación no
solo “halal” sino pautas colectivas que buscan incluso
suprimir cualquier referencia a alimentos “impuros” en las
mismas aulas: desde el último rifirrafe del jamón en Cádiz a
negarse a la ingesta de sopa de pollo (¡de sobre!) por no
saber si éste fue sacrificado mirando a La Meca. Este último
caso tuve ocasión de vivirlo en la primavera de 2009, en
primera línea, ¡en Asturias!. Por no hablar del espinoso
asunto del “hiyab”, que alcanza incluso su imposición en
centros oficiales como juzgados que en principio y ley en
mano no deberían aceptar. ¿Se imaginan ustedes en el estrado
a una monja con sus hábitos y toga superpuesta en el
estrado, por muy abogada que fuera…?. ¿No verdad?. Yo
tampoco. No hace falta decir que los primeros amenazados por
esta forzada “islamización del entorno” son otra buena parte
de musulmanes que han decidido compartir sus creencias
viviendo en armonía con las nuestras y en los que está
haciendo mella, primero, nuestra debilidad y segundo nuestra
torpeza al no ser capaces de hacer frente a ese islamismo
sinuoso y ambivalente que nos amenaza cotidianamente. Ya
saben y no lo olviden: “Con vuestras leyes os
conquistaremos, con nuestro Islam os someteremos”.
La realidad es que el islamismo radical no cesa de avanzar,
emboscado, en barrios e instituciones a lo largo y ancho de
toda España, cerrado endogámicamente sobre sí mismo y
propiciando “guetos” que son rápidamente convertidos en
territorios liberados (“dar al Islam”) con su propia
“policía islámica” Hay una invasión islamista en ciernes
siguiendo la vieja y conocida táctica del Caballo de Troya.
Al menos el 10% de mezquitas y oratorios de toda España son
abiertamente radicales y su nefasta influencia no deja de
extenderse. Ya saben y no lo olviden: “Con vuestras leyes os
conquistaremos, con nuestro Islam os someteremos”
También se da en ocasiones y por parte de ciertos personajes
del amplio abanico islamista, un terrorismo virtual
altamente peligroso que no dispara, pero pone en la diana
siguiendo la conocida estela de “mientras unos sacuden el
árbol, otros recogen la fruta”. Ejemplo paradigmático es el
caso del presidente de UCIDCE (Unión de Comunidades
Islámicas de Ceuta) y jeque de la Yamâa Al Tabligh local,
Laarbi Maateis. Sinuoso y fanático individuo al que de
frente y por derecho le acuso en estas líneas de felón a la
ciudad que le acoge y le da de comer, sin olvidar su
peligrosísima faceta de “terrorista verbal”. Ya saben y no
lo olviden: “Con vuestras leyes os conquistaremos, con
nuestro Islam os someteremos”. Visto.
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