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sociedad - VIERNES,31 DE DICIEMBRE DE 2010


manolo muñoz. el pueblo.

reportaje
 

Un deseo para el Año Nuevo... “seguir siendo como soy”

Manolo Muñoz, un joven ceutí con un 73% de discapacidad, muestra un mensaje de optimismo a las personas con dificultades de la ciudad para que las barreras no supongan ningún tipo de impedimento
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El capitalismo parece que no va con él y tan sencillo y divertido como desear que en estas fiestas el buen ambiente, el humor, y la amistad sean los regalos que repartan sus Reyes Magos a los que le rodean. Por pedir, pide poco, pero para este Año Nuevo sí tiene claro que su deseo es “seguir siendo como soy”, con sus defectos, sus virtudes, y un gesto tan carismático como sus propias palabras, que siempre terminan con bromas inocentes y naturales que siempre despiertan la risa.

Y así es Manolo Muñoz, un joven ceutí de 28 años que padece un 73% de discapacidad que le afecta tanto a las extremidades superiores como inferiores y desde nacimiento. Cuando era pequeño y residía en el centro de la ciudad sólo existía un centro de Educación Especial, el Valle-Inclán, al que se desplazaba en el autocar escolar como un alumno más. Para él, los espacios en Ceuta están “relativamente cerca” pero sí confiesa que a sus 28 años las barreras arquitectónicas siguen existiendo aunque, con optimismo, un rasgo que le caracteriza las casi 24 horas al día, “las cosas van mejor” pero los transportes públicos siguen siendo un hándicap puesto que no llegan a todas las zonas de la ciudad. Y los taxis, “si vas de aquí para allá, a imaginar el dinero que puedes dejar”, apuntaba Manolo Muñoz, el joven ceutí.

Se hubiera sacado el permiso de conducir puesto que se informó sobre los concesionarios que adaptaban sus vehículos, las autoescuelas que impartían las prácticas en su propio turismo e incluso la ONCE, “algo te pagaba”, pero confesaba, entre risas, que la paciencia no era su virtud y menos con “el tráfico ceutí y con lo que me gustaría pisar el acelerador”, bromeaba este caballa. Y sobre los estereotipos o las discriminaciones a causa de su discapacidad, Manolo Muñoz también admite haber tenido un golpe de suerte y haber sufrido “poquísimas”.

La etapa de la adolescencia pasó por la vida del ceutí con el mismo entusiasmo y la misma pasión que por cualquier joven de su edad. “Si he tenido que jugar al fútbol, he jugado. Si he tenido que coger un avión e irme al Caribe, me he ido. Y como siempre he estado rodeado de gente, tenía a quienes me ayudaran ante cualquier limitación que pudiese tener. Por ejemplo en la playa, que si me tengo que tirar en la arena, me reboleo y luego me ayudan a subir”, especifica, entre carcajadas. Y es que Manolo es consciente de que son sólo dos las situaciones que, a diario, le pueden causar algún que otro contratiempo que siempre resuelve con los mejores chistes: “doblar las piernas para ponerme de pie, con lo cual si se me desata el cordón, se agacha el que tenga enfrente”.

Aunque la discapacidad también le afecta a la extremidades superiores, la rutina diaria le ha hecho valerse por sí mismo, con autonomía y sin contemplaciones para nada. Sólo el querer es poder ya que “no se trata de manejarme con una escayola que me acaban de poner y no lo haces igual los dos primeros días pero luego te acostumbras”. Han pasado varias etapas por este joven ceutí que ahora está a falta de un par de asignaturas para ser profesor de Educación Infantil, y que incluso podía haber acabado antes pero admite haber probado suerte en otras carreras universitarias hasta descubrir su auténtica vocación, a lo se unió un cierto toque de “flojera”, confesó risueño. Pero quizás lo más llamativo, además de la normalidad pese a limitación que sufre este caballa, es que el optimismo, el ver en la broma situaciones que hubieran sido más negras. Por ello, el regalo de Navidad para otros que como él padecen discapacidad sólo es un mensaje que seguro llama a las conciencias: “cada persona es como es pero qué se ganaría con lamentaciones. No se consigue nada quedándose en casa, llorando o lamentándose. Y siempre pensar que podía haber sido peor”.

Vistas así las cosas y desde la buena filosofía del ceutí Manolo Muñoz, qué más se puede pedir para el próximo año y como regalo de Navidad que una buena dosis de optimismo, positivas y a la Ciudad, “que todo se puede mejorar”.
 

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