El coro de inmigrantes del CETI estrenó ayer su repertorio
navideño en el templo de Nuestra Señora de África con una
simbiosis de emociones que combinaron la nostalgia y la
melancolía del compañero ausente, Paul Charles Nlend, y la
ilusión de haber ensayado durante más de dos semanas un
cariñoso repertorio que dedicaron como regalo a los ceutíes.
Sus voces se unieron a un mismo son delante de la imagen de
Nuestra Señora de África mientras que sus movimientos
seguían los mismos pasos, aunque sus rostros, algunos de
ellos, estaban dispersos, entre nervios, emociones,
recuerdos o añoros.
El ‘Coro de la Virgen’ hizo ayer su puesta de largo en el
santuario de la Patrona acogido por un numeroso y caluroso
público que sintió y percibió que los cánticos y alabanzas
iban en dos direcciones, al pueblo de Ceuta y a Paul Charles
Nlend. Un compañero que, en poco tiempo, ha representado la
lucha por otro futuro que muchos de los inmigrantes que
continúan en el CETI tenían en mente pero que han visto
coartado en cuestión de horas tras el lamentable suceso.
Aún así, las horas de ensayo que los músicos han invertido
durante estas últimas semanas dieron sus frutos, con voces
atractivas a la par de sugerentes y ritmos que a todos los
presentes llamaron la atención e incluso llegaron al corazón
con las composiciones de Lebou, uno de los principales guías
del coro navideño.
Sepelio
La dirección del CETI tiene previsto que durante la jornada
de hoy se lleve a cabo el entierro del joven camerunés en el
cementerio de Santa Catalina y que en el mismo, el vicario
de la ciudad, al igual que ayer ofrecía unas palabras a la
memoria del inmigrante, dirija las oraciones del velatorio
ya que “ha sido imposible contactar con sus familiares o con
la embajada de Camerún para que se hiciesen cargo de la
repatriación del cadáver”, aseguró Carlos Bergoenchea,
director de las instalaciones del Jaral.
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