Hay un medio de comunicación cuya
razón de ser es denunciar todos los días la gestión del
presidente de la Ciudad. Y está en su perfecto derecho.
Máxime cuando ese medio goza de una independencia tan
manifiesta como para asegurar que subsiste gracias al
capital aportado por dos empresarios con el único fin de
ayudar a que esta ciudad sea gobernada, cuanto antes, por
Mohamed Alí y Juan Luis Aróstegui. Dúo que goza
de un prestigio extraordinario en todos los aspectos. Por lo
cual, los reseñados empresarios, no han tenido la menor duda
a la hora de rascarse el bolsillo. Por el bien de la ciudad
en la cual fueron nacidos.
Los dos empresarios se han distinguido siempre por el amor a
sus semejantes. Ambos son prototipos de filántropos.
Personas que viven, desde hace muchos años, preocupadas
solamente por el bienestar y el progreso de sus
conciudadanos. En realidad, como me decía un conocido
anteayer, se han hecho ya merecedores de un homenaje por
todo lo alto. Y hasta es posible que, dada la enorme labor
que vienen haciendo, ambos empresarios reciban parabienes y
sonrisas, procedentes del otro lado de la frontera.
Los empresarios son tan conocidos como para permitirme el
lujo de omitir su identidad. Aunque ellos, tan ávidos de
popularidad, no me van a perdonar que silencie sus nombres.
Pues están deseando que se den a conocer los dineros que se
vienen gastando en mantener un medio que tiene como
finalidad combatir a Vivas para que Alí y Aróstegui se
conviertan en diputados a sus órdenes.
Son dineros muy bien gastados. Por más que sean procedentes
de los ingresos que los dos empresarios vienen recibiendo
del gobierno local. Dineros con los que se permiten el lujo
de atentar contra el gobierno del PP, para tratar de poner a
Vivas entre las cuerdas. Meterle el miedo del descrédito en
el cuerpo.
Aunque sea a base de mentiras o exagerando los errores. Para
hacer posible que Vivas descomponga la figura y acceda,
cuanto antes, a pedirles árnica. Ya que los dos empresarios
que mantienen el medio, sin duda alguna, están convencidos
de que el presidente de la Ciudad terminará clamando ayuda o
socorro en la situación apurada que ellos creen estar
poniéndole.
Los dos empresarios, a lo mejor hay un tercer personaje que
participa con pasta de alguna institución, cuando se ven
frente al presidente de la Ciudad, me consta que se
convierten en unos aduladores de poca monta. Incluso llegan
al extremo de dar pruebas de arrepentimiento por sus malas
andanzas. Y hasta prometen enmendar posturas. Y no dudan en
aprovechar el momento para señalar a los periodistas,
contratados por ellos, de ser los culpables de poner a Vivas
como chupa de dómine.
-Ya sabes, Juan, estos chavales, descuidados en todos los
sentidos, y con esa manía del progresismo que les han
inculcado en la Universidad, son incontrolables.
Y Juan Vivas, en momentos así, los mira como suele mirar
Vivas cuando más peligroso resulta. Y se permite el lujo de
hablarles de manera que ambos empresarios crean que están
ante un hombre dominado por el canguelo. Y los dos
empresarios salen eufóricos de la entrevista. Y lo celebran
comiendo jamón. Y alardeando de ser las personas más
influyentes de esta tierra. Al día siguiente, se dan cuenta
de que siguen siendo igual de…: bueno, en estas fiestas no
se deben poner motes.
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