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OPINIÓN - MARTES, 28 DE DICIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Le decimos adiós a las navidades y nos disponemos a despedir el año viejo para darle paso al año nuevo, con el expreso deseo de que sea mejor que el año de gracia que dejamos atrás, porque este año de gracia 2010 ha sido una jartá de gracioso.

Tan gracioso ha sido que hasta nos ha hecho llorar y no, precisamente, de risa, sino por todos esos millones de parados y hogares que han tenido las navidades más amargas de sus vidas, al carecer de algo que llevarse a la boca conseguidos por sus propios méritos con el esfuerzo de sus trabajo, y no gracias a Caritas y a la otra organización religiosa, que entre la dos han solucionado el problema de cerca de dos millones de hogares.

La ventaja que tiene esta crisis que estamos padeciendo, si es qué tiene alguna ventaja, es la unión de nuevo de los clanes familiares. Familias que se han vuelto a reunir ante la necesidad imperiosa de tener que contar con algo que alivie su maltrecha economía, y nada mejor para ello que la casa paterna donde se ha tenido que volver para repartir, entre todos, lo poco que se pueda obtener con la escasa pensión de los viejos-

Las familia de aquellos que huyeron del campo a la ciudad, esperando encontrar un mejor nivel de vida, también han iniciado la vuelta hacia el pueblo que les vio nacer para trabajar en la pequeña parcela que tienen los viejos para sacar el sustento necesario con el que da de comer a los suyos.

Quienes tuvieron como misión, si es qué algunos tuvieron esa misión, de disolver a la familia se les ha vuelto con el efecto de un boomerang destrozándole esa estrategia debido a la crisis que estamos padeciendo.

Pasa igual que con la campaña llevada a cabo contra la iglesia católica que, por supuesto, tendrá todos los defectos del mundo, pero que a la hora de la verdad, cuando aparecen las necesidades, está presente dándoles de comer a cientos de miles de criaturas y, hoy día, no precisamente a los pobres de solemnidad, sino a muchas miles de criaturas que se han quedado sin trabajo, gentes normales que han tenido que recurrir a las ordenes religiosas, como es Caritas, para conseguir algo de comida.

Qué está pasando con ello, pues sencillamente que la familia acuciada por la necesidad se está uniendo más que nunca, y la iglesias, con todo esos defectos que le sacan día si y día no y el de en medio también gracias a su generosidad sin distinción de credos o razas, prestando esa ayuda necesaria a todo el que no tiene para comer, cada día se está volviendo más fuerte, pues nada va a impedir el apoyo que tiene de todos esos estómagos agradecidos, que reciben para él y los suyos lo necesario para evitar que pasen hambre, además sin pedirles nada a cambio.

Por supuesto que ni he sido ni soy un meapilas ni un capillita de esos que están todo el día en la iglesia, pero la verdad nada más que tiene un camino. Y esa verdad, la de la generosidad de la iglesia, ayudando a los que menos tienen está, cada día, más que demostrada.

Familia e iglesia dos entidades atacadas vuelven, de nuevo, a unirse para formar dos pilares indestructibles. ¿O no?
 

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