No podía ser menos, también, en
esta ocasión, como en años precedentes, los precios, en tres
semanas, en determinados productos, han subido más de un
60%.
El controlar por controlar nunca me pareció positivo, pero
el tener un control, frente al abuso, creo que, en estos
momentos se debiera haber hecho necesario ya, teniendo como
se tienen precedentes de lo que sucede en estos días.
Y frente a “los listos” de turno, viene la osadía y la
“gilipollez” de ciertos consumistas, cuando se enfrentan a
unos precios abusivos, en determinados productos y ante esa
circunstancia, sólo se les ocurre decir: “total ..., una vez
al año...”.
Si lo de los abusones me parece lamentable, lo de estos
sujetos, enmascaradores de lo que se muestra como anti
sensatez, no soy capaz de poderlo adjetivar.
Estamos en época de crisis, las perspectivas se muestran
poco optimistas, cara al futuro, y en tales circunstancias,
aunque sean ricos, de los de siempre, o de los nuevos, no me
puedo explicar que haya quienes sean capaces de pagar 800€
por unas angulas.
Cada uno puede hacer lo que quiera con lo suyo, sea ganado
en un trabajo digno, sea heredado o sea conseguido en
cualquiera de las profesiones “del tirón”, pero no deja de
ser una desvergüenza, que haya personas que no tienen nada
que llevarse a la boca y, al propio tiempo haya quienes
presentan esa ostentación, haciendo alardes de ello.
Y tengo que seguir con el”Feliz Navidad”, pero en su sentido
inicial, no en ese otro sentido de haber convertido todo lo
que rodea a estas fiestas en una auténtica propaganda
comercial, con la que se vende lo vendible y además se
compra, en muchas ocasiones, algo que ni es necesario, ni se
va a poder pagar sin hacer mil equilibrios y pasando unas
tremendas dificultades para ello.
Y esto de los precios para los productos más demandados para
la Navidad, tan sólo es el anticipo de lo que se nos viene
encima, desde los primeros días del mes que va a comenzar.
Subidas de electricidad y carburantes que van a hacer que,
si acaso, el Gobierno, en teoría, recaude más, pero que
ciertos establecimientos vayan consumiendo menos, porque no
podrán seguir al ritmo que llevaban y aparejado a eso
vendrán más personas que se encaminarán al paro.
Y las razones para ello vienen, desde todos los ángulos,
sueldos congelados o rebajados, hostelería que si no cierra
tendrá que reducir plantillas.
Los primeros compases llegarán nada más terminar de dar las
doce campanadas del próximo viernes.
El que haya encendido, en el restaurante donde cenaba, un
cigarrillo o un puro, para despedir el año, lo tendrá que
apagar y ... a partir de aquí las cafeterías, los bares, los
restaurantes ..., podrán ir retirando los ceniceros, porque
ya no van a hacer falta. Claro que, simultáneamente con eso,
al terminar de cenar ese día, más de uno de los que tenía
por costumbre tomarse un café o café y copa, al tiempo que
se fumaba un cigarrillo en un bar, tendrá que optar por
tomarse el café con la copa, pero sin fumar, o encender su
cigarrillo en la calle y desde ahí marcharse a sus trabajos.
La historia del consumo del tabaco es tan variopinta como
desquiciante y, desde ahora, será, además, cómplice de
muchos despidos o de muchos cierres de establecimientos.
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