Decía el poeta y filósofo alemán
Novalis que “el camino misterioso va hacia el interior” y no
le faltaba razón. Somos lo que son nuestras habitaciones
interiores. La realidad se cuece dentro de cada uno de
nosotros. Ciertamente, como dice Novalis: “es en nosotros, y
no en otra parte, donde se halla la eternidad de los mundos,
el pasado y el futuro”. Vivimos, sentimos y pensamos a
través del escenario del alma. Precisamente, el problema de
nuestro tiempo surge a raíz de que, cada día, ese futuro
tiene más caminos. Es verdad que parte de esas veredas no
conducen nada más que a la desesperación. Pero otras vías si
nos llevan a buen puerto. Negarlo sería mezquino. Mientras
haya vida hay futuro y su esencia es ir hacia delante. ¡Ojalá
vivas todos los días de tu vida! No te la devalúes. Saber
vivir es lo único importante.
La vida es demasiado corta para dedicarse a perder el
tiempo, hay que tomarla como una misión, de servicio, de
trabajo, de ocupación. Nada es imposible. El corazón humano
todo lo puede. A pesar de los que piensan que el camino de
la justicia es algo inalcanzable, o que el camino del amor
es un amor imposible, es cuestión de trabajar por lo que se
desea. ¿Qué es la vida sino un deseo? Es cierto que las
desigualdades nos distancian. Pues hay que dejarse la vida
por el cambio. Todo va a depender de nuestras actuaciones.
Ahora bien, tengamos en cuenta que la mejor escuela del
mañana son las vivencias del pasado. El porvenir se
construye sobre el tiempo vivido. Las sociedades con pasado
y las personas cautivadas por el futuro, llevan consigo la
fuerza vital necesaria para no desfallecer en el camino.
Ahora, que se inicia el 2011, puede que sea tiempo de
construir castillos en el aire, pero no olvidemos que a
fuerza de construir sueños, se llega a reconstruir la vida,
a cimentar los cimientos que nos permita compartir la
tierra; no en vano, la utopia es el primer paso de todo
progreso, el esbozo de un porvenir mejor.
El futuro es de aquellos que creen en la belleza de sus
anhelos. Un ejemplo: Las Naciones Unidas, a través de su
Departamento de Información Pública, a diario preparan y
lanzan campañas de comunicación sobre temas fundamentales
relacionados con la misión de la Organización. Estas
acciones son las que merecen el mayor de los aplausos. Es
como un despertar a ser más humanos. La posibilidad de
llevar a buen término una ilusión es lo que hace que la vida
sea más seductora. Al fin y al cabo, celebrar la vida y el
sueño de vivir, es lo verdaderamente interesante.
El trabajo de Naciones Unidas es un claro testimonio de
lucha por la existencia del planeta y la de sus moradores.
En 1999, en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), el
Secretario General propuso un “Pacto Mundial” entre las
Naciones Unidas y el mundo de los negocios. Hoy, este sueño,
sigue siendo el mayor futuro de sostenibilidad empresarial.
En febrero de 2008, el Secretario General de las Naciones
Unidas Ban Ki-moon emprendió su campaña “Únete para poner
fin a la violencia contra las mujeres”, una iniciativa
multianual encaminada a prevenir y eliminar la violencia
contra mujeres y niñas en todas las partes del mundo. Hoy,
este sueño, sigue siendo también el mayor futuro de
sostenibilidad pacifista de género. La Cumbre Mundial de la
ONU, celebrada del 20 al 22 de septiembre de 2010, sobre los
objetivos de desarrollo del Milenio concluyó con la adopción
de un plan de acción mundial para alcanzar los ocho
objetivos de lucha contra la pobreza para su fecha límite de
2015 y el anuncio de los principales nuevos compromisos para
la salud de las mujeres y los niños y otras iniciativas
contra la pobreza, el hambre y la enfermedad… Hoy, también,
este sueño sigue siendo el mayor futuro de sostenibilidad de
vida para todos. Gracias a esta perspectiva humanizadora, de
estas campañas y de tantas otras, nos consta que la ONU
tiene una audiencia cada vez mayor que comprende y apoya su
labor. Este trabajo paciente, como el que realiza Naciones
Unidas, es lo que realmente cambia el mundo.
Está visto que por la violencia nada se consigue. Para
interesarse los unos por los otros, la sociedad tiene que
dejar de adorar el oro del poder y practicar la autocrítica.
Las reformas del planeta, que siempre son precisas y
necesarias, no pueden imponerse por la intimidación. Hermann
Hesse tiene una receta a propósito que no me resisto a darle
fuelle recordatorio: “lo blando es más fuerte que lo duro;
el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que
la violencia”. El primer rescate de futuro es el del
sosiego. Para tener inquietudes antes hay que tener quietud.
“Ante las injusticias y adversidades de la vida… ¡calma”,
pidió Gandhi. Con tranquilidad se consolidan los más níveos
futuros. Sólo puede destrozarlo el ser humano que,
ciertamente, a veces es una amenaza contra sí y contra el
mundo, al rechazar de su camino toda fuerza moral.
Hagamos, pues, que sea posible un 2011 injertado de futuro
humano, que es lo mismo que de sentido cívico, valor hoy
totalmente excluido de las hojas de vida del hombre. La
factura de esta desgracia la pagamos todos. En cualquier
caso, sabemos que no puede brotar la solidaridad entre
generaciones si antes no hay un discernimiento social de las
cosas, y que tampoco puede haber futuro sino presto interés
por cultivarlo. Si queremos que, en verdad, el futuro deje
de ser una tortura para muchas vidas, propiciemos el temple
del alma sobre todo lo demás. Consideremos de una vez por
todas, que un mundo de apariencias nos destroza cualquier
tiempo venidero. Las cosas del corazón son las únicas que
tienen futuro, siempre lo han tenido y siempre lo tendrán.
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