En pocos días terminará de cerrar su maleta y poner rumbo a
otro destino, en este caso, Madrid. Pero el Hermano Aurelio
no abandonará Ceuta sin hacer memoria de esa “época de los
inmigrantes” que tanto le “enriqueció tanto a nivel
religioso como personal”. Sin dejar de lado a esas más de
“500 o 600 personas” que desde Cruz Blanca se atienden en el
servicios de ayuda a domicilio y unos 1.000 ceutíes que por
la crisis han llamado a la puerta aunque “con un sólo gesto
ya sabía que venían a pedir”. El Hermano Aurelio se va pero
no sin antes recordarles a los ciudadanos que “Ceuta me ha
dado más de lo que yo he dado a los ceutíes” de ahí que su
próxima visita sea para inaugurar la residencia de El
Sardinero.
Pregunta.- Tras casi quince años de trayectoria en Ceuta,
¿qué guardará en el bolsillo secreto de su maleta?
Respuesta.- Después de tanto tiempo aquí, son tantas cosas
buenas las que me llevo que no sabría elegir. Me he sentido
tan identificado con Ceuta, tan arropado, que es muy difícil
decidir entre unas épocas y otras por ese cúmulo de cosas
vividas en esta ciudad.
P.- ¿Qué experiencias destacaría por haber marcado de
algún modo su vida religiosa y personal en esta ciudad?
R.- La época de los inmigrantes fue para mi una cosa nueva
porque, de donde yo venía, no existía el tema y fue muy
especial. Conocí a muchísima gente de distintos orígenes que
me enriquecieron la vida religiosa al saber cómo esas
personas podían venir desde tan lejos y sin nada. Por
aquella fecha, teníamos en el comedor social a unas 500 o
600 personas, a las que también se les daba ropa, se les
acogía, y además de lo básico, se les atendía personalmente
para escuchar sus historias, ayudarles a llamar a sus países
de origen y sus familias, gestionar sus trámites. Yo lo
recuerdo y se me ponen los vellos de punta porque yo venía
de una residencia en Cáceres de personas mayores y llego a
Ceuta y me encuentra con toda esta movida. Para mí, como
religioso, me enriquece un montón porque no miramos ni raza,
ni color, ni religión. He incluso hemos desplegado gabinetes
de crisis en esa situación, haciendo bocadillos las 24 horas
del día, y los trabajadores, pese a sus horarios, han estado
aquí. Además de los voluntarios, que trabajaban las mismas
horas que nosotros.
P.- También podríamos hablar de objetivos y logros que
Cruz Blanca ha alcanzado con usted como responsable,
¿verdad?
R.- Yo llegué a Ceuta en 1996 y el objetivo, en aquel
entonces, era tener una plantilla de 14 trabajadores
mientras que hoy son 160, lo que significa que las metas van
creciendo, el abanico de servicios se sigue abriendo, no
teníamos casa de acogida, por ejemplo, y hoy sí existe. El
servicio de ayuda a domicilio se ha incrementado
notablemente, con unos 700 u 800 usuarios. Evidentemente me
siento orgulloso pero no por mí, sino porque ha sido un bien
generalizado para el pueblo de Ceuta, con mejores servicios
destinados a personas.
P.- ¿A qué porcentaje de población han sido capaces de
llegar los Hermanos Franciscanos en tiempos de crisis?
R.- Entre alimentos, ayuda a domicilio y demás, a unas mil
personas en Ceuta. Un número bastante elevado ya que el día
a día está ahí y Cruz Blanca va a cada hogar y a cada
barriada que necesita ayuda. Aunque eso sí, siempre nos
hemos sentido muy queridos por la ciudadanía y sin ellos no
hubiéramos sido nada, tanto por los voluntarios como por el
pueblo de Ceuta, que nos ha acogido y nos ha dado su
confianza. Si no, no estaríamos donde estamos.
P.- ¿Y por qué cree que se ha intensificado el cariño del
pueblo hacia esta entidad social?
R.- La gente tiene confianza en nosotros porque los
servicios se han seguido dando, con seriedad y en cualquier
caso.
P.- Después de su amplia labor humanitaria, tanto en
Ceuta como en otros lugares de España, ¿cree que esta crisis
es la que más daño está haciendo a los ciudadanos?
R.- Sí es verdad que hoy en día hay unos servicios que antes
no existían, lo que no quita que esta crisis se vaya viendo
cada día con lo que yo denomino los nuevos pobres. Tenemos
un montón de parados en España que se han visto sin nada y
vienen a pedirte ayuda pero con mucho trabajo porque, cuando
se pide, lo que tu quieres es que el que está enfrente te
abra su corazón con una sonrisa. La verdad es que, después
de tanto tiempo, no hace falta que me den muchas
explicaciones cuando llaman a mi puerta porque, con un
simple gesto, ya lo comprendo.
P.- Otro de los grandes logros de la orden religiosa que
usted dirigía ha sido ampliar las residencias con la
apertura, en pocos meses, de una nueva casa de acogida en El
Sardinero...
R.- Pues sí. Pasamos de no tener centros de acogida y ahora
estamos tanto en El Príncipe como, en mayo, en El Sardinero,
si Dios quiere. Aunque me vaya, vendré para la inauguración
porque pusimos mucho trabajo y empeño para que la casa de
los abuelos fuese rehabilitada y ahora será la mejor
instalación con la que cuente Ceuta. Los abuelos se merecen
que el resto de sus días sean los más dignos posibles.
P.- El próximo 8 de enero cambiará el rumbo de su destino
y partirá hacia Madrid, ¿cómo le gustaría que lo recordasen
los ceutíes?
R.- Pues como esa persona que ha intentado hacer todo lo
posible por los que me necesitaban, y lo mejor que ha
sabido. Pero siempre diré que Ceuta me ha dado más de lo que
yo he dado.
|