Con la Ley de Ordenación General
del Sistema Educativo, de 3 de Octubre de 1990 (LOGSE), se
han ido consolidando planteamientos educativos no
discriminatorios y explicita la persistencia de
discriminaciones, por razón de sexo, que tienen lugar en el
propio sistema educativo, y establece la necesidad de
reconsiderar toda actividad educativa, a la luz de los
principios de igualdad de oportunidades entre los dos sexos.
Precisamente, el artículo 2 establece que “toda actividad
educativa debe atender a la efectiva igualdad de derecho
entre los dos sexos.
En el marco curricular establecido por el MEC se recogen las
cuestiones más relevantes, en relación con los criterios
curriculares a tener en cuenta para introducir el principio
de igualdad de oportunidades y de su discriminación de las
distintas etapas educativas.
Entre los criterios de evaluación, uno de los aspectos más
destacados era el “análisis de la utilización sexista del
lenguaje para su modificación”. Se supone que tras el tiempo
transcurrido –recuérdese que la actual LOE, no es otra ley
que la misma LOGSE- la información obtenida ha sido más que
suficiente para establecer la diferenciación entre aspectos
relacionados con los dos sexos.
Ya, en los comienzos de entronización del PSOE, la esposa
del Sr. Presidente del Gobierno, nos envió la primera
“perla” al formar el femenino de “joven” en “jóvena”. Algo
parecido a lo ocurrido a la Sra. Ministra de Igualdad
–rebajada ahora a Directora General- que convirtió el
femenino de “miembro” en “miembra”, argumentando que en
algunos países hispano-hablantes, se habían establecido en
el lenguaje coloquial.
Ahora, en Andalucía, la Conserjería de Medio ambiente, no la
de Igualdad, ha editado una guía en la que recomienda evitar
términos sexistas entre los que considera algunos como
“futbolistas” o “parados”.
La publicación que cuenta con 81 páginas tiene como objetivo
propiciar “el conocimiento de la perspectiva “ecofeminista”
y buscar nuevos patrones comunicativos, así como potenciar
el uso del lenguaje periodístico desde una perspectiva de
género de la información sobre medioambiente.
El estudio tiene también como finalidad evitar el “androcentrismo”,
es decir, la estructura social conformada a partir de
términos extendidos. Así, la publicación propone evitar
algunos términos extendidos que califica como sexistas. Por
ejemplo, “actor” debe evitarse y ser sustituido por “la
persona que actúa”, o “quien actúa”. Los futbolistas
pasarían a ser “quienes juegan al fútbol” y el “interesado”
se convertiría en “a quien interesa”.
Hay también otros términos para sustituir: expresiones como
“el número de parados” es, según la Junta, lenguaje sexista
y debe cambiarse por el “número de personas sin trabajo”.
“Los ciudadanos deben convertirse en la ‘ciudadanía’ y el
‘hombre’ en la ‘humanidad’”. Tampoco debe utilizarse “los
andaluces, ya que su forma sexista es “el pueblo andaluz”;
los niños por “infancia” y un largo etc…
En la guía para la promoción de la igualdad de género, que
ha editado el Gobierno andaluz se apuesta por la “expresión
miembra” como femenino de miembro, quizás como un homenaje a
su “egregia” paisana descubridora del término, que
obviamente, no lo ha aceptado las RAE.
Hay algo que, en principio parece paradójico: la Junta que
ha hecho una gran inversión, quince millones de euros, para
apuntalar su teoría de género, crea un premio sólo para
mujeres, con la que discriminan a los varones, al impedirles
participar. Claro, que el certamen está organizado por el
Instituto Andaluz de la Mujer y, tiene como objetivo,
posibilitar la presencia de las mujeres en la vida cultural
y potencia divulgar sus aportaciones.
Todo lo anteriormente expuesto, puede parecer algo positivo
en cuanto se refiere a lograr la igualdad de sexos. Es
posible que con el transcurso de los años, décadas, la Junta
se convierta en una Autonomía de primera categoría, capaz de
competir con todas las demás y, si en otras no se ha
intentado la igualdad de género en el lenguaje, que se haya
convertido en pionera. Pero, a mi juicio, no es momento para
hacer este tipo de experimentos, porque es necesario hacer
grandes inversiones, y con la crisis que estamos padeciendo,
que al parecer no nos abandona, habría que esperar a
superarla.
Pero, ¿qué hacemos con la enseñanza? El reciente Informe
Pisa, ha hecho meditar a los responsables educativos. El
citado Informe sigue suspendiendo a Andalucía, pese al dato
alentador del avance en lectura, 16 puntos respecto a 2006,
algo parecido a la mejora del resto de España. El retroceso
en las dos competencias evaluadas, Matemáticas y Científica,
no compensa lo suficiente para salir de los puestos de cola.
Andalucía ocupa el número 12 de las 16 Comunidades
presentadas a la última Evaluación Internacional de
estudiantes de la OCDE, sólo por delante de Baleares,
Canarias, Ceuta y Melilla.
La Conserjería de Educación ha tomado buena nota de las
debilidades que de nuevo deja el citado Informe, sobre la
enseñanza andaluza. Para tal fin hay que revisar las medidas
que se tomaron tras el anterior Informe e invertir en la
Enseñanza Primaria.
Como es lógico, por parte de la oposición, se piensa que hay
que cambiar todo el sistema educativo. Pero un cambio
radical, modificando la legislación vigente e invirtiendo
más en Educación, a la que hay que considerar de importancia
vital para lograr mayores éxitos en todos los niveles.
|