Desde las 13:00 horas hasta el final de la tarde, miles de
caballas se dieron cita en los establecimientos y calles de
la ciudad. Hubo buen ambiente y mucha alegría para
conmemorar las horas previas a la Nochebuena. Algunas de las
plazas del centro como la del Teniente Ruiz o ‘Correos’
acogieron a muchísimos jóvenes que la utilizaron como ‘botellódromo’.
Probablemente sea el día del año en el que más uso de la
calle hagan los ceutíes. Desde primera hora de la mañana del
día de Nochebuena, numerosos ciudadanos se fueron dando cita
en el centro de la ciudad. Los comercios permanecieron
abiertos hasta las 13:00 aproximadamente. Desde el cierre de
estos, ingentes cantidades de personas fueron agolpándose lo
que ya se ha convertido en una verdadera tradición ceutí, y
que gana tantos adeptos que va a acabar por desbancar a la
Nochevieja como el día del año con más fiesta.
A partir del mediodía se inició el ya clásico ritual de la
tapa. Ahí destacaron bares tan representativos del tapeo
ceutí como la ‘La esquina ibérica’, ‘El mentidero’ o ‘El
cortijo’. Los caballas fueron entrando en calor con cientos
de litros de cerveza y raciones variadas de pinchitos, carne
en salsa o patatas bravas. Tampoco faltó el vino e, incluso,
hubo quien se atrevió con rebujito.
No sólo los jóvenes tomaron los bares del centro. El día de
Nochebuena se ha convertido en clásico punto de encuentro
entre las familias, que se preparan así para iniciar los
sucesivos días de banquetes y reencuentros que finalizarán
el próximo 6 de enero. Además, y como muchas de las madres
de familia echarán largas horas en la cocina, decidieron
tomarse un respiro y comer fuera. Así lo corroboraba una de
ellas, Carmen Jiménez quien, disfrutó de una comida en ‘Los
pinchos’ junto a los suyos, “he dejado cosas preparadas para
la noche, pero he decidido descansar unas horas y en este
tiempo me lo ponen todo por delante. Las navidades son muy
bonitas pero también pueden ser bastante agotadoras, hay que
dosificar las fuerzas que aún queda mucha jarana”,
confesaba.
Los villancicos también tuvieron su cota de protagonismo.
Con el paso de las horas, el alcohol fue haciendo de las
suyas y la timidez de los primeros momentos fue dando paso a
una sucesión de temas navideños, donde no faltaron
panderetas y zambombas. Uno de los establecimientos más
bulliciosos en ese aspecto fue ‘La tertulia Flamenca’, donde
se establecieron enormes mesas para dar cabida a la amplia
representación caballa.
Sin embargo, fueron los jóvenes quienes más relevancia
tuvieron en las calles del centro. Las pandillas de amigos
se fueron concentrando en los aledaños de las diferentes
plazas como la del Teniente Ruiz o Correos. Para ellos, este
día se ha convertido “en un fin de año más. Lo esperamos
desde hace mucho y venimos arreglados para la ocasión. La
idea es estar un buen rato con los amigos antes de ir a
cenar con la familia”, señalaba uno de los grupos que se
dieron cita en Teniente Ruiz.
Tras largas horas de botellón, los jóvenes, y no tan
jóvenes, decidieron seguir la fiesta en los numerosos pubs
del Poblado Marinero. Además, en sus vestimentas no faltaron
elementos navideños que fueron desde ya clá sico gorro de
Papá Noel hasta curiosos tocados que llevaban las chicas.
Al final de una divertida jornada, los ceutíes se fueron
dirigiendo a sus casas para disfrutar de la cena de
Nochebuena. Para el recuerdo dejan numerosas instantáneas
como símbolo del buen ambiente y de la mejor compañía.
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