Tanto la representante del Ministerio Fiscal en la ciudad
como el abogado de la acusación particular solicitaron la
pena de un año de prisión, tres más de privación a la
tenencia y el porte de armas así como otros tres años de
alejamiento e incomunicación para un hombre al que sentaron
en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal por
un delito de malos tratos al que la acusación añadió
supuestas amenazas hacia la denunciante. La defensa, por su
parte, pidió la absolución de su cliente poniendo en tela de
juicio la credibilidad de la denuncia y los motivos que la
habían propiciado.
Los hechos tuvieron lugar el pasado 19 de noviembre cuando,
al parecer, el acusado llegaba al domicilio familiar después
de varios días de trabajo en la península. “Me acerqué a mis
hijas y a mi mujer, a la que le pedí un beso y me volvió la
cara. Por lo que llamé a mi madre ya que estábamos
discutiendo y ella me arrebató el teléfono, insultándome y
volviéndose agresiva”, explicó el acusado. Sin embargo, la
denunciante manifestó todo lo contrario. “Yo llamé a mi
suegra porque estaba ebrio y me lanzó a nuestro bebé a la
cama. Por lo que le pedí ayuda y ella me ofreció su casa ya
que yo no quería mezclar a mi familia”, argumentó.
Además la pareja estaba negociando el divorcio al que el
acusado no accedía por el convenio regulador, por lo que la
denunciante terminó por afirmar que, “si hubiera accedido a
las condiciones del divorcio, tal vez yo no hubiera
declarado”. Por su parte, la acusación también hizo especial
hincapié en que el acusado “ya ha sido denunciado en varias
ocasiones pero ella lo ha perdonado demasiadas veces”.
|