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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 22 DE DICIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / SNIPER

Luz verde para los periodistas
españoles en Marruecos

 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Como ayer adelantó en exclusiva el director de este medio, Rabat acaba de encender la “Luz Verde” para que los periodistas españoles vuelvan a entrar libremente en Marruecos, aunque supongo que para visitar las “Provincias del Sur” (Sáhara Occidental) será preceptivo un permiso especial. Por lo demás, nada nuevo bajo el sol. La noticia se venía rumoreando estos días, pero aun el lunes mismo por la tarde la embajada de España en Rabat no tenía todavía ninguna comunicación oficial al respecto. Algunos pues, como el almendrado turrón del anuncio, podemos al fin y después de un largo mes “volver a casa” en Navidad. Un alivio, pues no oculto que por íntimos motivos familiares el vecino Reino de Marruecos es como un segundo país para mí. De ahí entiendo que nos viene a algunos el apasionamiento en el análisis y los comentarios sobre las enredadas relaciones hispano-marroquíes que, en buena lid, no dejan de ser en cierto modo como un gigantesco lío de familia, algo muy cercano.

Más de una vez he comentado que, en la fisionomía y el carácter, los españoles en conjunto tenemos más cosas en común con los marroquíes de a pie que con el europeo medio: pónganle ustedes queridos lectores una chilaba a una buena parte de los españoles y se encontrarán con un moro; mutatis mutandis, vistan a otra considerable parte de los marroquíes con un traje y se encontrarán a un español. Digo. Salvo algunos sectores ligados al régimen o a gentuza relacionada con la droga u otros tipos de delincuencia, puedo asegurarles “desde dentro” que la inmensa mayoría de los marroquíes no tiene nada absolutamente en contra de España o los españoles, aunque les azucen a ello, bien al contrario.

Ahora, con el nivel de las aguas ya bajando, es hora quizás por ambas partes de evaluar serenamente el profundo desencuentro sufrido, con sentido autocrítico, asumiendo con madurez cada uno su parte alicuota de responsabilidades.

Por cierto, los que estos días se han pasado más de un pueblo fueron los colegas del semanario Le Journal de Tánger, pues su edición especial de primeros de diciembre es impresentable en la forma y en el fondo. Ni complots, ni gaitas, ni leches. El delegado tangerino del ministerio de Cultura, Rachid Amahjour, demuestra su empanada mental y torpeza al escribir que “España no puede ser un buen partenariado de Marruecos por su dogma” (¡tiene gracia la cosa!), mientras que el indecente y cobarde artículo (sin firma claro, escondido en el anonimato colectivo) sobre un periodista de la profesionalidad y la talla de Ignacio Cembrero, un fuerte y solidario abrazo estimado amigo, no solo no es de recibo, en cualquier país libre sería de juzgado de guardia. ¿Y son éstos elementos los que pretenden dar “lecciones” al periodismo español....? ¡Carallo, qué gandaya!
 

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