Hace tres semanas, más o menos,
escribí yo de la secretaria de organización del Partido
Socialista de Ceuta, en una miscelánea semanal. Y lo hice
pensando solamente en que convenía destacar sus muchas ganas
de abrirse paso en la política local. Destaqué, por encima
de todo, la magnífica impresión que me había causado la
señora Milagros García cuando la conocí, debido a una
entrevista que tuvo a bien concederme años atrás. En la que
estuvo realmente agradable y dispuesta a facilitarme la
tarea.
Antes de esa entrevista, y si la memoria no me falla, nunca
había yo hablado con la señora García. Y, desde luego, a mí
no se me ocurrió preguntarle qué méritos reunía, al margen
de ser militante del Partido Socialista de Ceuta, para
aspirar, como aspiraba, a ocupar un puesto en la
Administración.
La señora García es noticia en estos días por dos razones:
una, porque no tuvo el menor reparo en arremeter duramente
contra el nombramiento de Eduardo Gallardo como
coordinador del Área de Menores. Calificando de desvergüenza
el hecho. Y otras lindezas por el estilo. Otra, porque
Alberto Gallardo Ramírez, siempre tan presto a responder
cuando cree que su familia ha sido puesta en entredicho, le
ha contestado de manera desabrida por medio de una carta
abierta.
Alberto Gallardo Ramírez, aunque lo he tratado lo justo, me
parece que es tan educado como capaz de fajarse con
cualquier adversario sin ningún tipo de remilgos ni
contemplaciones. Y por más que dé, a primera vista, la
impresión de ser temperamental y algo precipitado en sus
actuaciones, no es enemigo fácil para nadie.
Alberto Gallardo Ramírez es hueso duro de roer. Y además
tiene la manía de no callarse ni debajo del agua. Se conoce
que se entrena diariamente en la playa de la Ribera. Y,
sobre todo, cuenta con la ventaja de tener un despacho donde
acuden a largar mucha gente que saben de la vida y milagros
de muchas otras gentes. Con lo cual Alberto está en posesión
de abundante información.
A mí me consta que Gallardo Ramírez, Alberto él, a pesar de
sus defectos de humano, como cada quisque, es un tipo a
quien se puede recurrir en caso de necesidad para que te
eche una mano en algo que él pueda intervenir. Sé también
que es amigo de sus amigos y que jamás atenta contra nadie
porque sí. Y mucho menos contra las mujeres. Porque si hay
algo por lo que Alberto tenga un respeto desmedido es por
las mujeres, los niños y los desvalidos. Y también es muy
dado a respetar a las instituciones. De casta le viene al
galgo.
No obstante, cuando yo leí las declaraciones de Milagros
García, secretaria de organización del Partido Socialista de
Ceuta, contra el nombramiento de Eduardo Gallardo Ramírez
como coordinador de Menores, tuve la certeza de que Alberto,
que ya se había mordido la lengua ante otras declaraciones
improcedentes de un propietario de una televisión local, iba
a saltar en esta ocasión.
Y lo ha hecho con dureza. Para que Milagros García se dé
cuenta de que enfrente hay una persona dispuesta a cantarle
las cuarenta. Una persona que ha empezado por decirle quién
es ella, colocada a dedo en un puesto de enorme
responsabilidad, para denunciar públicamente la designación
de otra persona para ocupar un cargo público. Mercedes se ha
columpiado. Y Alberto Gallardo no ha tenido el menor reparo
en decirle de todo menos bonita.
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