Cuatro años de prisión, por los delitos de receptación y
robo con fuerza en casa habitada, así como una falta de
lesiones sólo para uno de los acusados, fueron las penas
solicitadas por el representante del Ministerio Fiscal en la
ciudad para dos procesados. Uno de ellos reconoció haber
entrado en la vivienda para “comer” y el otro niega los
hechos aunque sus huellas dactilares aparecen en los objetos
sustraidos.
Dos jóvenes ocuparon ayer el banquillo de los acusados del
Juzgado de lo Penal por los delitos de robo con fuerza en
casa habitada, receptación y una falta de lesiones que les
imputaba el Ministerio Fiscal en la ciudad, que pide para
uno de los acusados 4 años y seis meses de prisión y 120
euros de multa, y para el otro, cuatro años de cárcel.
Dos fueron las fechas en la que supuestamente se produjeron
los hechos, el día 21 y el 23 de marzo de 2009, primero en
una vivienda de la calle Pozo Rayo y luego en la playa de
Benítez, concretamente, en Loma Larga. El primer acusado
reconoció ante la jueza que por aquella fecha había entrado
en el domicilio de una señora porque “tenía hambre” y no
“robe nada porque, al verla, me asuste y salí corriendo yo
solo, sin nadie más”. Sin embargo, la denunciante aseguró
que habían sido dos y que le faltaban “joyas dinero y una
cámara de fotos digital. Recuerdo bien sus caras porque
todavía tengo miedo”, recalcó la testigo. El segundo de los
procesados negó su participación en los dos hechos
denunciados y aclaró que, “la Policía vino a preguntarme por
mi compañeros, al que conozco del centro de menores, y yo
mismo los ayudé a recoger las pruebas en un garito de la
Avenida Lisboa, donde les indiqué que podía encontrarlos.
Por eso puede haber huellas”, dijo. Los agentes del Cuerpo
Nacional de Policía negaron haber ido acompañados por este
en la inspección.
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