Estamos a las puertas de la
Navidad, Dentro de unos días, pocos por cierto, los
católicos celebraremos el nacimiento del niño Dios, y como
siempre nuestra ciudad se ha engalanado con el alumbrado
extraordinario que, de nuevo, los que vivimos en Marina
Española todos de categoría A, o sea los que más impuestos
pagamos, nos hemos quedado a dos velas, nos han puesto menos
luces que en Benzú que, al fin de cuenta, han puesto alguna
para uso y disfrute de los cristianos que viven en aquella
barriada, porque en esa barrida, aunque algunos no se lo
crean, también viven cristianos.
Nos alegramos por la barriada y como personalmente y en
persona, me importan un bledo los votos, pienso que deberían
haber opuesto algunas luces más. A lo mejor es debido que
hay pocas luces y no se pueden poner más.
A nosotros los de categoría A, con variable incluida, han
tenido a bien ponernos unas lucecitas, no confundir con el
personaje de la famosa novela radiofónica, en los Baños
Árabes, todo un detalle que agradecemos en lo más profundo
nuestra alma. ¡Que pedazo de detalle han tenido con
nosotros!
Un detalle que algunos de los que tenemos nuestras viviendas
en semejante sitio, no sabrán agradecer en lo que vale. Es
qué no estamos conforme con nada. Protestamos por todo. Sin
tener en cuenta el enorme favor que nos hacen, ahora que
según dicen los entendidos en la materia, va a subir la luz.
A lo mejor, vaya usted a saber, lo que sucede para que no
nos pongan ni una mala guirnalda, no “jirnalda” que hay
quien lo dice debido a su gran preparación cultural, no en
vano es una de sus señorías, es debido que somos de
categoría A, y ello presupone que nos sobra el dinero y los
deberíamos ponerla, pagándola de nuestros bolsillos somos
nosotros.
También puede ser que, precisamente, por ser de esa
categoría y pagar más impuestos que nadie, no pertenezcamos
a esa clase a la que hay que ponerle alumbrado
extraordinario, que bastante tenemos con las farolas que
alumbran el paseo y la iluminación que nos ponen durante las
fiestas patronales. Las cosas como son.
¿Se imaginan usted qué un siglo de estos nos pongan, en
Navidad, unas pocas de luces, no muchas, a lo largo de
Marina Española?. Ojala no suceda porque ese año, de la
emoción puede darle a cualquiera de los vecinos algo malo, y
va a ser peor el remedio que la enfermedad.
Es mejor que se deje la cosa como está, sin una mala
guirnalda de alumbrado extraordinario, para evitar males
mayores. Sólo recordarle, por puro recordatorio, que los de
Marina Española, también tenemos nuestro corazoncito y,
además, celebramos la Navidad como cada hijo de vecino.
Bien que ningún año tengamos alumbrado extraordinario. Bien
que se nos ignore por pertenecer a una clase privilegiada,
por vivir en ese lugar catalogado como de primera división,
pero que nadie olvide, aunque en éste asunto seamos los
olvidados, que por estos lares también somos ceutíes que
depositamos nuestros votos, a la hora de las elecciones.
Gracias. De nada, a mandar luz aunque sea, el rayo de una
linterna comprada en un chino.
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