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OPINIÓN - SÁBADO, 18 DE DICIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / SNIPER

El Tetuán de los años sesenta y noventa en el Instituto Cervantes

 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. El forzoso “exilio” de mi Tetuán del alma me ha impedido ayer asistir físicamente, porque en espíritu allí estaba no lo duden, a la sede del Instituto Cervantes, eficazmente dirigido en la actualidad por el activo Luis Moratinos, para escuchar la sin duda interesantísima conferencia sobre “El Tetuán de los años sesenta y noventa” del doctor Enrique Gozalbes Cravioto, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha y tetuaní de nacimiento y adopción, ya que vivió un buen tiempo en la Blanca Paloma de la Yebala. De casta le viene al galgo, pues el conferenciante es hijo del notorio investigador Gozalbes Busto, gran experto en la historia de Marruecos así como en la de Ceuta, su ciudad natal. Gozalbes Cravioto, especialista en Historia Antigua, es autor de interesantes monografías como “El nombre romano de Ceuta”, “los bizantinos en Ceuta” o “Atlas Arqueológico del Mar Mediterráneo”, publicando en la revista de estudios tarifeños “Aljaranda” documentados artículos sobre “La primera incursión árabe a España. Tarifa, año 710”, “Tarifa, puerto estratégico de los almohades”, “Descripción de la Tarifa musulmana” o “Guzmán El Bueno desde otra perspectiva”, entre otros.

Siento pues profundamente no poder disfrutar de los profundos conocimientos y verbo fácil del doctor Gozalbes Cravioto y, particularmente, de su impresión de estos años convulsos de la antigua capital del Protectorado español: primero, de su forzada decadencia en detrimento de Casablanca tras alcanzar el Reino de Marruecos la independencia en 1956, declive que se aceleró tras la implacable y torpe “hasanización” de su tejido empresarial en los años sesenta, que “invitó” a partir a la inmensa mayoría de los emprendedores españoles que habían confiado en la estabilidad del país; de la descontrolada emigración campo-ciudad que desbordó su contorno urbano, creando barriadas insalubles, focos de marginación y yihadismo terrorista; el brutal castigo sufrido en las revueltas de 1984... Hubo que esperar a la afortunada llegada al Trono del joven soberano Mohamed VI el 30 de julio de 1999, para que la “novia de la Yebala” comenzara a recuperar, “chuia chuia”, su antiguo porte y perdida dignidad...

Por cierto, querido Luis, gracias por tu temprana felicitación... y talante. El duendecillo que se coló ayer ya ha sido corregido en la edición por internet de esta columna. Confío en que podamos disfrutar pronto en casa del acogedor ambiente tetuaní y de una sabrosa fabada asturiana. Salud.
 

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