Si los más afamados columnistas de
los periódicos de mayor tirada nacional, sí, los que
escriben diariamente de José Luis Rodríguez Zapatero,
salvo que se mueva el suelo en cualquier lugar del mundo o
eche lava el volcán de turno, supieran de fútbol, a buen
seguro que tratarían de lucirse opinando a cada paso del
deporte que suscita enormes discusiones y más lectores
tiene.
En cambio uno, que escribe en periódico de ciudad pequeña,
aunque con problemas de urbe grande, desecha la oportunidad
que se le ofrece para emitir juicios futbolísticos, excepto
en contadas ocasiones, por razones que ya he escrito varias
veces.
Bien es cierto que no es lo mismo escribir de fútbol, ni de
fútbol ni de nada, en una ciudad pequeña que hacerlo en
Madrid. En la capital del Reino, los plumíferos se atreven
con todo: así que hablan como papagayos y escriben más que
el Tostado –que era el alias de Alonso Tostado de
Madrigal, también alias el Abulense-, de un deporte del cual
no tienen ni zorra idea y se ganan un nombre entre los
sénecas de la cosa.
Sin embargo, el tío que vive en provincias y que acierta
casi siempre cuando opina sobre las razones por las que un
equipo funciona o no funciona, debido a que chanela de la
cosa desde que su madre lo trajo al mundo, es tenido por
alguien que se atreve a disparatar porque le agrada
sobremanera ir contracorriente. O sea, que el tipo saca a
relucir su ración de extravagancia con el único fin de
llamar negativamente la atención.
Saber de fútbol es descubrir a tiempo las irracionalidades
cometidas por un entrenador a la hora de distribuir los
jugadores en el terreno de juego. Darse cuenta si en el
conjunto no existen los rincones de seguridad. Algo que
recuerda muchas veces Luis Aragonés y que aprendió de
Santiago Coca; quien fuera profesor de sicología en
el curso de entrenadores nacionales, celebrado en agosto de
1973. Saber de fútbol es oponerse a todos los que piensan
que tres cambios orientados son suficientes para convertir a
un futbolista en figura destacada, cuando se trata de un
centrocampista que roba tres balones durante un partido.
Saber de fútbol es conocer los secretos de un juego que no
están al alcance de quienes creen que a este deporte se
juega con esmoquin.
Y así seguiríamos enumerando razones para demostrar que
muchos son los llamados a saber de fútbol y pocos los
elegidos. Pero el espacio se va acabando y debo ir ya al
grano.
He leído la posible alineación que la ADC presentará en
Melilla. La primera que hará Goikoetxea. Y he tenido
la sensación de que éste ha estado viendo al equipo desde
hace ya tiempo o bien se ha dado cuenta, deprisa y
corriendo, que las aptitudes de sus futbolistas concuerdan
más con la nueva distribución.
Distribución, perdonen mi pedantería, que me he cansado de
recomendar a quien debía, aunque no sea sinónimo de triunfo
inmediato. Lo sería, sin duda alguna, si acaso Ormazabal,
en su nueva posición, fuera capaz de sacrificarse más, junto
a Sandro; otro que tal anda. Habría triunfo si
Cañas, cual escudo de la defensa, jugase con enorme
sentido táctico y sin complicaciones. Tampoco le vendría mal
la recomendación a Martínez. Y así, si tuviera
espacio, podría continuar extendiéndome en los mensajes.
Goikoetxea empieza a trabajar con sentido común. Ojalá que
la ausencia de mala suerte le acompañe.
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