Ya que estamos en el asunto ese de
cambiar algunas leyes, tal y como propone José Bono con la
Ley Electoral, cambiemos otras que también son necesarias y
que afectan a toda la sociedad española, como puede ser la
Ley del Menor o la de Huelga.
Hablemos de momento de la Ley del Menor. Una Ley del Menor
que es un clamor de la sociedad, solicitando el cambio de la
misma, pidiendo que las penas por asesinatos y otros delitos
no de menor importancia cometida por los menores se les
aplique, a las mismas, una mayor dureza.
No es comprensible que un nene /a, asesine a otro de su
misma edad y la pena que se le imponga sean cinco años en un
centro y tres de libertad vigilada, como es el caso más
reciente que hemos conocido. O sea que dentro de cinco años
estará en libertad y pasará por delante de los padres de la
chica asesinada, que vio truncada su vida, precisamente,
cuando como su asesina empezaba a vivir. Ella
desgraciadamente no vive, mientras su asesina seguirá
disfrutando de la vida, puesto que saldrá a la calle en
plena juventud. Manda…la cosa.
Pero así está la ley y las leyes se hacen para acatarlas,
aún cuando seamos muchos millones de españoles los que no
estemos de acuerdo con esta ley del Menor que, urgentemente,
se debería cambiar por el bien de la sociedad, antes de que
ocurra algo de lo que tengamos que arrepentirnos, porque no
supimos poner a tiempo el remedio para evitarla.
De acuerdo que al ser menores no se le pueden meter en una
cárcel y se les lleva a un centro de menores pero, al mismo
tiempo, cuando cumpla la mayoría de edad se le podría juzgar
por el asesinato cometido echándole la condena que estipule
la ley.
Si esa condena, al ser mayor de edad, supone una pena de
cárcel de doce años, se le reducirá el tiempo que ese menor
ha estado en un centro de menores. Es decir, para
aclararnos, si ha estado en el centro de menores durante
tres años, sólo cumpliría nueve años de cárcel después de
los cuales quedaría en libertad.
Quizás con esta fórmula y ante el temor de estos menores,
que una vez cumplida su estancia en el centro de menores,
pasarían a cumplir el resto de la pena en una cárcel, al ser
juzgados por mayoría de edad, nos podríamos ahorrar la
muerte de muchos menores a manos de otros menores. El miedo
a la cárcel hace auténticos milagros.
Igual le hemos dado, sin querer, demasiado poder a unos
nenes / as, miembros y siembras menores de edad, que por su
escasa formación no han sabido aprovechar las grandes
ventajas que la sociedad les proporcionaba con el fin de
protegerlos.
Nada de extrañar que ante todas esas ventajas a quienes no
están preparados para saber asimilarlas por su falta de
preparación, cada día aumente más el número de nenes/as
miembros y mimbras de esa sociedad de menores que agreden a
sus progenitores sin que les pase nada, Mientras si reciben
un cachete que nada supone, de alguno de sus progenitores,
no dudan ni un sólo momento en acudir a la autoridad
competente para presentar, contra ellos, la correspondiente
denuncia por malos tratos. Y cuidado con la que les puede
caer a esos padres. ¿O no?
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