Eso, al menos, es lo que me parece
a mí, con un horario flexible en la actividad comercial.
En repetidas ocasiones he dicho que no tenía sentido hablar
de una ciudad de compras, si desde el mediodía del sábado,
hasta el lunes, los establecimientos estaban cerrados.
Para ser una ciudad de compras los establecimientos
comerciales tendrán que estar abiertos y, más todavía,
cuando Ceuta no es un lugar de paso, sino un lugar al que se
viene intencionadamente, o no se viene.
El pasado domingo, en algunas zonas de la Ciudad sí que se
podía hablar de lugares a los que se va a comprar, a
cualquier hora del día y en cualquier día de la semana.
A la entrada del puerto, estaba abierto el edificio del
Corte Inglés, pocos metros más adelante, también, estaba
abierto Lid´l, yéndonos más lejos, Eroski también lo estaba,
así como la galería comercial de Parque Ceuta, con lo que,
especialmente aquellas personas, más concretamente las
señoras, que a diario trabajan y tienen un horario en sus
trabajos similar al del comercio, en la tarde del sábado o
durante el domingo, pueden hacer sus compras, muy
especialmente cuando, ahora, se acercan las fiestas
navideñas.
Era el domingo el primero de los cinco domingos navideños,
autorizados por la ciudad para poder tener los
establecimientos abiertos, para vender.
Y ya estamos con el oficialismo, ¿Por qué la Ciudad tiene
que autorizar que se abra o no un comercio durante el
domingo?.
Los horarios deben ser libres y, especialmente, flexibles,
porque de lo contrario lo que tenemos es un control que a
nadie favorece y a la ciudad a la que menos de todos.
Tendrán que ser los propios dueños de los establecimientos
los que, si son comerciantes, de verdad, vean y miren por
sus intereses comerciales, algo que se viene haciendo, desde
tiempo inmemorial, en Andorra, por ejemplo, con lo que los
domingos y los fines de semana, los hoteles, los
restaurantes y los comercios están “a tope”, al haberse
convertido, especialmente Andorra la Vieja, en una auténtica
ciudad comercial, vista desde todos los ángulos que la
queramos ver.
Ceuta, ni siquiera en los tiempos gloriosos del transistor,
el queso de bola, el paraguas y demás, nunca se ejercitó en
ser una ciudad comercial. En Ceuta se vendían muchos
productos que no había al otro lado del estrecho, pero la
atención y la comodidad para el cliente jamás existió.
Desde hace muchos meses, ya varios años, Madrid,
especialmente en el centro, donde más visitantes hay, tiene
un horario tan amplio y flexible para el comercio que, nunca
es tarde para comprar, o nunca uno llega a comprar a
deshora.
El pasado domingo parecía que eso había llegado a Ceuta,
también. El próximo domingo habrá otro tanto y mucho nos
agradaría que cuando haya pasado el día de Reyes, podamos
decir que una buena costumbre ha llegado, también, a Ceuta,
al poder comprar cualquier día, porque sus horarios son,
verdaderamente, comerciales, con perdón de la Ciudad o de
algún sindicato.
Yo no creo que la Ciudad y los sindicatos vayan de la mano
en esto, porque sería en lo único, que por primera vez
estarían de acuerdo.
Sea como sea, ahora, y especialmente cuando la crisis hace
que se hayan cerrado muchos establecimientos, permitamos que
los que aún subsisten puedan abrir cuando quieran.
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