Siguiendo al hilo de la última
columna, matizarles que nuestra inspirada ministra de
Asuntos Exteriores se apresuró con la boca pequeña a
desmentir también ayer mismo en el Congreso, que España se
haya alineado con el proyecto de Rabat para el Sáhara. Claro
que “obras son amores y no buenas razones”, laila Trini.
Digo.
Pero volviendo a las filtraciones de Wikileaks, el asunto de
hoy versa sobre “la solución americana” del enquistado
problema del Sáhara Occidental, las “sagradas Provincias del
Sur” para Marruecos. El pasado 9, el diario casablanqués “Le
Soir” comentaba en portada que, según telegramas remitidos
por el embajador a Washington en agosto de 2009, la solución
preconizada por la legación diplomática norteamericana en
Rabat sería, apriétense los cinturones, “Acordar la
nacionalidad española a los saharaouis de Marruecos y de
Tinduf”. ¿Para qué, se preguntarán...?. Sigamos: pues que
con ella, la nacionalidad española explica el iluminado
diplomático yanqui, junto con la que ya poseen numerosos
saharauis (sic), “podrían tener la posibilidad de emigrar a
España, sobre todo a las Islas Canarias o a no importa qué
otro país de Europa”. Tomen nota, que este escribano ni
quita ni pone, ¡expone!.
Finalmente y con estos mimbres sugeridos por el común amigo
norteamericano, en una hipérbole político-diplomática podría
rizarse el rizo generando las condiciones objetivas para que
todos los saharauis, ya con la nacionalidad española,
decidieran optar por una Autonomía integrada en el Estado
español. Sería divertida la nueva geografía política que con
esta pirueta diplomática podría tomar esta delicada región,
particularmente en lo referente a la idea fassiana del “Gran
Marruecos” subyacente en la diplomacia del vecino país. Así
las cosas, Marruecos seguiría limitando al norte... con
España (Ceuta y Melilla) al igual que al oeste (Islas
Canarias), al este con Argelia y al sur, ¡otra vez con
España...! (Autonomía del Sáhara). Y, naturalmente, los
rifeños no se iban a quedar atrás... Seguro que si, todavía
hoy, les piden su opinión estarían encantados de integrarse
en nuestro Estado de las Autonomías. Digo. Otra día les
escribo sobre la España Transfretana. Y tengan siempre
presente mi horizonte de diálogo, como señalaba en esta
columna al escribir sobre las relaciones hispano-marroquíes
el 7 de noviembre de 2007: “Respeto y amistad entre dos
grandes países”. Lo dicho pues, pero con recíproco talante.
Visto.
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