No hay mejor antídoto que la música. Tampoco puede existir
mejor homenaje a una pianista que reunirse en un concierto
de Navidad. Esa fue la idea que hace tres años tuvieron los
miembros del Conservatorio de Música, quienes quisieron
rendir tributo a la figura de su compañera fallecida, María
Jesús Bravo. La propuesta salió tan bien que cada vez cuenta
con mayor presencia en la agenda cultural de la Ciudad.
Ayer, el Salón de Actos del Palacio Autonómico volvió a ser
testigo de este acontecimiento que ya se ha convertido en
una tradición y que, además, contó con un público entregado.
El acto dio comienzo a las 19:00 horas y estuvo dividido en
dos partes muy diferenciadas, tal y como ha venido
realizándose en los últimos años.
La fase de concurso contó con la participación de 15
estudiantes que interpretaron diversas composiciones. El
piano, instrumento en el que destacó María Jesús Bravo, fue
el gran protagonista durante gran parte de esta prueba,
aunque también estuvieron presentes la guitarra o la viola.
Aunque todo tenía un cariz navideño en esta primera fase
también tuvieron protagonismo composiciones clásicas como
‘El campesino alegre’ de Schumann o ‘Asturias’ de Albéniz.
Sin embargo, el momento cumbre vino con el magnífico
‘Popurrí Navideño’ que interpretaron varios alumnos de
piano, ante el deleite de los asistentes que seguían con
mucho interés el desarrollo del acto.
Tras el concurso, la Navidad se adueñó del Salón de Actos.
Todo el concierto tuvo una marcada presencia de villancicos
conocidos. Los niños, que ayer destacaron entre el público,
contemplaban extasiados cómo los estudiantes, también de
corta edad, interpretaban temas tan populares como ‘Jingle
Bells’ o ‘Adestes Fideles’
Los alumnos estuvieron concentrados al máximo. Al entrar al
escenario eran recibidos por aplausos y casi parecía que
llevaran toda la vida interpretando para el gran público.
Todos los asistentes valoraron este esfuerzo.
Tras el ya clásico ‘Hacia Belén va una burra’, llegó el
tramo final del concierto. En él también quisieron
participar diferentes profesores del Conservatorio hasta
llegar a la última composición interpretada, ‘Angels we have
heard on high’. El concierto concluyó pero el sentimiento de
felicidad que transmite la música permanece aún entre los
asistentes.
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