Dicen que no hay dos sin tres, ni
domingo feliz si no te has lavado los píes. Por eso, ahí va
la tercera, no quiero quedarme fuera de juego y cumplo con
ese dicho al que, por cierto, le he cambiado la última parte
del mismo. Las cosas claras.
Es tanta la admiración que siento hacia su persona, que en
mí afán por tener algún conocimiento político por si algún
siglo de estos, en los que no tenga nada mejor que hacer,
decido dedicarme a la política tienes mí palabra de honor,
ya sabes que mí palabra de honor tiene más validez que el
mejor de los escrito, que le seguiré en toda la campaña que
vaya a emprender, para tratar de alcanzar un silloncito en
la Asamblea de la Ciudad Autónoma.
Escucharé, con toda la atención del mundo mundial, cuantos
discursos dé en alguna que otra barriada, porque esa será la
única forma de aprender del más grande de los maestros en el
difícil arte de la política.
Desde aquí y desde ya, mostrándole toda la admiración que
siento hacía tu persona como político, le doy las más
rendidas gracias al mismo tiempo que le pido disculpas,
cuando al estar presente en todos sus discursos, le copie
los mismo como base importante para poder dedicarme a la
política. Insisto, Juan Luis, le admiro como político y como
articulista en ese panfleto en el que escribes.
Sería injusto, y no me gustan las injusticias, no darle el
mérito que tiene al editor del panfleto donde usted
realizara los jueves esos admirables dardos, porque sin su
permiso los que admiramos y somos los más files seguidores
de la buena Literatura, nos veríamos desplazados al no poder
gozar y deleitarnos, cada jueves, con tan sublimes proyectos
de artículos, escrito por la más preclara inteligencia de
este nuestro pueblo.
Así que desde aquí y desde ya, nuestro mas sincero
reconocimiento para el editor del panfleto por permitirnos,
a todos sus seguidores, seguir disfrutando de esos
maravillosos e incomparables escritos, proyectos de
artículo, en los que no se usa el insulto soez ni vulgar a
la hora de plasmarlo en esos inconmensurables escritos,
auténtica lección literaria.
Y digo que nos emplea, aunque sean siempre los mismos, los
insultos soeces o vulgares, porque ellos están basados en la
ironía, el sarcasmo y el doble juego con las palabras, lo
que les impregna de esa sabía de gracia andaluza que para si
la hubiese querido mí admirado Peman, con el que tuve la
enorme suerte de compartir varias horas en los jardines del
Parador La Muralla.
Me gustaría poder brindar con la persona que más admiro, con
ese ídolo en el que se ha convertido, para mí persona, Juan
Luis, pero dado que bebo sólo cerveza sin alcohol, pues
igual no está bien. ¿Con qué podríamos brindar?.
Dicen que brindar con agua trae mala suerte. Debe ser
verdad, ni te cuento serrana del alma, si llegamos a brindar
con el agua que hubiese traído el “Cristina C”, cuando por
falta de agua tenía que traerla un barco desde Algeciras.
Quién sería el qué quería contratar el “Cristina C”?. No me
acuerdo o de momento no quiero acordarme. Todo se andará.
Esto y muchas cosas más.
Maestro, perdone y reciba las más sinceras felicitaciones,
por sus geniales proyectos de artículos, de su más ferviente
admirador. Y Punto.
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