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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 15 DE DICIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Más gastos
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Además de los múltiples problemas que semana tras semana, mes tras mes y año tras año, viene ocasionando el CETI.

Ahora se acaba de aprobar una partida para el vallado de este centro, partida de 200.000 €, que es posible que hubiera venido muy bien para otro tipo de actividades, pero que la realidad del momento exige que este tipo de centros estén atendidos y presenten una seguridad, con lo que habrá que hacer frente a estos gastos extra que no es lo que más me gusta.

Y esto no es una simple promesa, de las que hay en época preelectoral y que luego, por mucha necesidad que haya, puede quedar en “agua de borrajas”, no cumplirse o dejarlo para mejor ocasión, como ha sucedido en cientos de ocasiones.

Aquí está refrendado por el Consejo de Ministros, en lo que si quiero confiar, y que el pasado viernes aprobó dos acuerdos mediante los que se permitirán las obras de reformar en Ceuta y también, en el centro de Malilla.

Estos acuerdos llevan como objetivo principal llevar a cabo las obras de reforma de la zona exterior al centro, que tiene una importancia capital.

Y naturalmente estos acuerdos llegaron a propuesta del ministro de Trabajo e Inmigración y que, a través de ellos se permitirá el refuerzo de unos nuevos cerramientos en las zonas del perímetro de los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes, aquí en Ceuta y también en Melilla.

Y si las obras de Ceuta superan ligeramente los 200.000€, las de Melilla son mucho más exigentes y están rondando, euro arriba, euro abajo, los 400.000.

Lo que sí es cierto, nos guste o no, es que es totalmente necesario que estos centros sean seguros en todos los sentidos que queramos abordarlos.

Hay una urgente necesidad de garantizar la seguridad y la integridad de las personas y de los bienes de este tipo de centros que pueden acarrear, en otras situaciones, más problemas de los que uno puede percibir, a simple vista.

Y al hablar de seguridad no nos referimos, exclusivamente, a la de aquellos que están acogidos allí, o a la de las personas que allí trabajan a diario.

Esa seguridad se extiende mucho más y habrá que cuidarla para las personas que habiten en las inmediaciones de esos centros, o la de las personas que, desde fuera, podrían realizar actividades que, en multitud de circunstancias, podrían ser consideradas como delictivas.

No es un terreno que yo haya visitado, con demasiada frecuencia, casi siempre he dicho que nada se me había perdido a mí allí, pero si que conozco a personas que por su actividad y por su trabajo, bien dentro, o en las inmediaciones, me han hablado de este tipo de centros que presentan una doble imagen, cuando menos, por un lado la exterior, aquello que se ve desde sus inmediaciones, cuando todo está en calma y además de esto hay la problemática que con más frecuencia de lo que se desearía, se gesta dentro, al vivir ahí gentes de diversos territorios, de procedencias muy dispares y con “objetivos” que no siempre se han presentado claros, para los de dentro y para los de fuera.

Proporcionar, pues, seguridad, que a nadie le quepa la menor duda que es necesario, aunque cueste, también esto, “un riñón”.
 

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