A cada uno lo suyo. Si ayer les
comentaba el “furaco” (aprendan bable: agujero) de la FAMPA
en la Seguridad Social, resulta que precisamente a finales
del pasado noviembre la actual Junta Directiva logró
“taparlo” previo el abono de los correspondientes intereses,
un pico oigan. Los oportunos euros facilitados por una hábil
y solidaria Mabel Deu quien en un alarde d “ingeniería
contable” estimó desde la Consejería de Educación, Cultura y
Mujer que, pese a las irregularidades presentes, había que
solucionar ante todo la grave situación laboral de los
trabajadores contratados por la FAMPA, auspiciaron el pago
pendiente de las cuotas a la Seguridad Social. Curiosa esta
directiva, que accedió a sus responsabilidades el pasado
febrero en unas singulares elecciones en la que los votantes
(cinco compromisarios por cada APA de la Ciudad, unas
treinta en total) se identificaban con un número y una
pegatina, sin más, con lo que se facilitaba un presunto
tongo. La accidentada asamblea del pasado 24 de febrero que
dio paso a una nueva junta directiva que nombró como
presidente a Mustafa Mohamed no debió de estar muy clara,
pues algo raro llegó a olerse la junta electoral que planteó
sus reservas e incluso, previamente y alegando defectos de
forma, la APA del C.P. San Daniel parece que llegó a pedir
la anulación de los comicios por detectar, según ella,
irregularidades. ¡Vaya potaje!. Digo.
Ayer también y en sintonía con este escribano, el sindicato
CSI-F daba a conocer en un comunicado lo evidente y es que
los españoles, en este Estado federal virtual en el que
sobrevivimos, no somos iguales ante la ley y en lo que a la
enseñanza se refiere, la marcha de las Comunidades Autónomas
a diferentes velocidades “está consolidando las
desigualdades entre unas y otras”. Así y como indica con
acierto esta organización sindical, “La zona del norte
marcha a mucha mayor velocidad que la España del sur,
circunstancia de la que el ministerio de Educación debe
tomar nota porque va a resultar difícil explicar a la
sociedad que la ubicación geográfica de los alumnos
determine su proceso educativo”. Bien dicho, ¡pardiez!.
Mientras las autoridades marroquíes de “Bab Sebta”, en la
frontera de El Tarajal, les da el otro día por vetar el
acceso de pescado fresco a Ceuta, siempre ciudad querida,
con fiscalización veterinaria incluida, el aun joven
soberano Mohamed VI no paró el fin de semana de impulsar el
desarrollo de la otra ciudad del Estrecho, Tánger. El
sábado, inauguraba en Alcasarseguer el moderno Centro de
Control del Tráfico Marítimo dotado con tecnología de última
generación y un coste de 50 millones de dirhams (en la
actualidad, 1 euro cotiza a unos 1,20 dirhams o sea que
echen el cálculo), siendo el primero en África y el Mundo
Árabe en ser acreditado por la Organización Marítima
Internacional (OMI) como “Servicio de Tráfico Marítimo
Costero”; acoge bajo su control tres estaciones: la de Ras
Port, a unos 15 kms. de la ciudad, la de Ras Cires (en las
inmediaciones del superpuerto Tánger-Med) y una intermedia
que facilita la interconexión entre las mismas. No hay duda
de que, entre otros éxitos, con el rey Mohamed VI el Reino
de Marruecos logra al fin “desembarcar” con fuerza y
dignidad en las aguas del Estrecho de Gibraltar.
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