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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 15 DE DICIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Consejo a Aróstegui: “Mantenella y no enmendalla”
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Nos vamos al castellano antiguo, al román paladino al que se refería Gonzalo de Berceo “en el cual suele el pueblo fablar a su vecino” para dar u consejo al sindicalista Aróstegui, menos beligerante ante el Juzgado de Instrucción nº 6 de Ceuta que en sus comparecencias públicas. El consejo es mantener la coherencia, “mantenella y no enmendalla”, si se critica a un adversario político, cayendo o rozando peligrosamente la difamación y la calumnia, como es el caso de sus declaraciones con respecto al jefe del Gabinete de Presidencia, Francisco Sánchez París a quien acusó de hechos claramente delictivos, entonces, ante el Juez hay que crecerse.

Si se tienen pruebas claras y contundentes de las acusaciones.

Lo “otro” no sirve en política. Es bananero, es tendencioso y es bajuno. La Jurisprudencia ha avanzado a pasos agigantados en ese terreno y no estamos en el territorio de los Chavez y compañía, donde se lanzan fulminaciones sin coste legal alguno. Estamos en Europa. Y en la garantista España. Y todos los políticos vienen desde la Transición ateniéndose a unas mínimas reglas de estilo y a una elemental prudencia a la hora de acusar y señalar con el dedo.

Efectivamente que se puede y se debe señalar en caso de trajines por parte de trajinosos. Y de manhguncias en caso de mangurrinos. Pero primero se investiga, se indaga, se buscan las pruebas, se obtienen las pruebas y se contrastan para que sean irrefutables y luego, con “los papeles” en el bolsillo, se lanza la denuncia o fulminación y el político, inexorablemente, vocifera ante los medios de comunicación blandiendo el expediente X: “¡Y eso lo tengo aquí probado! Y reparte fotocopias entre la concurrencia.

Leo que Aróstegui, la parte comunista de Caballas, inciso, ¿Cómo puede apropiarse una formación política de la denominación de un pueblo? ¿No tiene la Ciudad Autónoma el copyright de su patronímico? Temas de propiedad intelectual aparte, el político criticó la contratación de muebles para el Conservatorio yendo más allá al acusar a la contrata de estar relacionada con el agraviado, Francisco Sánchez París. Ya saben, tema de corrupción política de pasillo y de chanchulleo entre amiguetes. Denunciable y criticable públicamente si se tienen pruebas indiscutibles.

Pero difamatorio y calumnioso si se vierten meras “sospechas”o si la base de la acusación se fundamenta en simple chismorreos del “me han dicho, se comenta, se rumorea”. Aróstegui declaró en su comparecencia que “sus palabras estaban descontextualizadas” ¿?. Si se dice que un político tiene relaciones con una contrata, los que presupone la existencia de intereses bastardos, no hay forma de “descontextualizar”. Se dice o no se dice, se lanza el muérdago o no se lanza, se tiene probado o no se tiene probado, se tiene la prueba en la mano o no se tiene la prueba en la mano. Pero no caben excusas exculpatorias.

Y encima la situación del político de Caballas se agrava a mi entender al matizar “que en sus palabras no hay nada en el ámbito de lo personal y sí manifestó que sus declaraciones se hicieron en un marco político”.

Pues peor me lo pones. Porque una crítica o una expresión o aseveración difamatoria en lo personal, en lo privado, tiene escasa trascendencia. Su trascendencia e importancia llegan cuando la declaración es publicitada, precisamente en el “marco político” que es donde adquiere su importancia y se transforma en lesiva para la persona agraviada. Un critiqueo de cafetería ante un par de amigachos presenta escasa importancia. Una declaración maledicente o calumniosa ante medios de comunicación, cuestionando la honradez y la integridad de una persona es un hecho grave. Y con trascendencia legal.

Los españoles viejos, nuestros ancestros, de cuya teta histórica mamamos colectivamente, asumían con dignidad sus errores con ese valiente “Mantenella y no enmendalla”. Se ha hecho, se da la cara y se tira para adelante. Si se es hombre para hacerlo se es hombre para encajar las consecuencias.

Si se acusa que se pruebe.

Si no hay pruebas no se puede acusar, por prudencia.

Y si se acusa sin pruebas ya se sabe cuales son las consecuencias.

Entonces llegan las consecuencias y en “mantenella y no enmendalla” si se está seguro de que se ha obrado correctamente y atenerse a las consecuencias penales.O, si se ha ido de lengüetón, bajar la testuz, pedir perdón públicamente y pagar la indemnización al agraviado.

Esas son las reglas del juego. Así lo manda el juego limpio político y democrático.
 

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