El movimiento político y social que, tanto en Ceuta como en
Melilla, se está desarrollando de una forma espontánea
contra el anunciado cierre de las sucursales del Banco de
España es la manifestación palpable que en ambas ciudades
esta Institución es algo más que un organismo financiero, es
un organismo político.
En Ceuta y Melilla que, sin lugar a dudas se identifica para
todos los peninsulares con las fuerzas armadas, el sentido
de lo español o de España no es lo mismo que en otras
comunidades autónomas del territorio nacional, ni siquiera
lo es la bandera. En la península se puede aspirar a ser más
o menos autónomo o incluso independiente, pero en Ceuta y
Melilla una pérdida de identidad nacional, una pérdida de
una bandera, puede suponer un atentado a la soberanía. Por
eso habría que medir con extrema precaución cualquier tipo
de decisión pretendidamente económica que sin duda alguna
pueda traer consigo consecuencias políticas. ¿Estamos
seguros que el cierre de un organismo que, representa a
España, no podría alentar más movimientos y de más calado
que los sucedidos en las fronteras de Ceuta o Melilla?.
Habría que ser un político muy osado para negarlo con
rotundidad. Si una decisión “económica” de este tipo es
desafortunada en cualquier momento, el Gobernador del Banco
de España ha escogido el peor de todos: en plena crisis con
Marruecos, y con Marruecos siempre se vive así.
Las reacciones tanto de la prensa como de los Presidentes,
diputados y senadores de ambas ciudades autónomas son la
mejor prueba de reacción contra todo lo anterior. La
actitud, que debería ser conjunta, de los partidos políticos
de Ceuta y Melilla, debería pasar por la constitución de una
plataforma común del norte de África que defienda un plan de
viabilidad futura ante el Gobierno y con la oposición. Este
movimiento de Oposición al Cierre que es casi exclusivo de
Ceuta y Melilla (y no de las otras cinco afectadas) nos
lleva a pensar nuevamente en que la situación es diferente.
Los interlocutores válidos para esta negociación NO son los
Sindicatos y el Banco de España, pues no estamos hablando
del mantenimiento de unos puestos de trabajo. En estas
Sucursales ni unos ni otro tienen LEGITIMIDAD para hablar de
su mantenimiento o no. Esta no es la discusión. La única
discusión posible es cómo dentro del mantenimiento político
de las mismas se pueden rentabilizar económicamente; este es
el único margen de actuación posible.
*Abogado y economista
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