¡Ay, que no hay peor palo que el
de la misma madera!. A mí estos ex religiosos, con la sotana
o el frailuno hábito colgado y metidos a políticos, me
levantan sarpullido. Criaturas de Dios. En Ceuta, siempre
Ciudad Querida, conocen el espécimen y hasta el gobierno
zapateril tiene un angelito con cartera, el ministro
Gabilondo, que ante los cutres resultados del Informe PISA
declara convencido que “España saca un bien. Solo un bien”.
Una leche. Por lo demás en España la situación es
asimétrica, pues de Despeñaperros para arriba la situación
es aceptable, pero las autonomías del sur suspenden (la
debacle andaluza es clamorosa) mientras que en Ceuta y
Melilla la nota es “muy deficiente”. La conclusión es que la
educación española, globalmente considerada, está en la cola
de la OCDE y no alcanza la media internacional. Así
estamos... y así vamos.
En El Pueblo de Ceuta, mi periódico y el suyo querido
lector, Paulina Rodríguez comentaba el día 8 la situación en
las escuelas con el siguiente titular: “El Informe PISA 2009
sobre Educación sitúa a los alumnos ceutíes a la cola de
España”, advirtiendo que “El nivel de los estudiantes
ceutíes se coloca a 60 puntos por debajo de la media
nacional”. Datos calificados como “desoladores” por los
sindicatos del ramo. No voy por ahora a incidir en la
peculiar problemática educativa social, étnica y religiosa
de Ceuta, pero animo al delegado de Educación, Aquilino
Melgar, a indagar y dar luz sobre las raíces del problema.
Por ejemplo, ¿cuantas buenas escolares, adolescentes
musulmanas por más señas, abandonan sorpresivamente sus
estudios...? Sería interesante disponer de una estadística
evolutiva en los últimos años; o el tema de las “ikastolas”,
perdón quería decir las escuelas coránicas. Vayan dos
detalles: ¿cuántas hay, quiénes imparten clases, cuáles son
sus métodos, qué condiciones de habitabilidad reunen esas
peculiares aulas, cuentan con las preceptivas licencias de
apertura y otros trámites administrativos pertinentes..?.
Vaya otro: ante el fracaso escolar, los progenitores no
musulmanes responden llevando a sus vástagos a clases
particulares debidamente regladas y homologadas... mientras
que buena parte de sus homólogos musulmanes envían a los
suyos a aprender árabe y memorizar el Corán. Me pregunto si
al ministro Gabilondo le han advertido de estas cosas en su
última visita oficial a Ceuta los pasados 3 y 4 de
noviembre.
Una de las instituciones que deberían salir al paso y asumir
sus ineludibles responsabilidades, porque la educación jamás
podrá funcionar de forma satisfactoria si los progenitores
no responden, es la FAMPA, Federación de Asociaciones de
Madres y Padres de Alumnos. En Ceuta tiene ya una densa
trayectoria con tres juntas directivas de desigual
resultado, como no deja de comentarse. Quizás algunos
problemas internos pudieran estar lastrando en la actualidad
sus loables fines, que no son sino atender la situación de
los discentes y no gastarse los euros en viajes con costes
de difícil justificación. Y que no me hablen de presuntas
auditorías externas, ya te digo Marcelino. Porque como la
FAMPA de Ceuta no acabe de pagar sus numerosas deudas
contables y normalice el agujero de los últimos tiempos con
la Seguridad Social, va a quedar lista de papeles. Problemas
de imagen a un lado, lo triste es que los platos rotos los
pagará el alumnado de la Ciudad cuyos intereses han sido
puestos en solfa por ciertos arribistas, alguno de bélico
apellido, que barrieron para casa mientras otros gestores
andan hoy mareando la perdiz y enredando sobre si son galgos
o podencos. ¡Vaya potaje!.
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