Unos días de asueto no vienen
nunca mal. Siempre es de agradecer aprovechar estos puentes
para largarse y desconectar de la comunidad y disfrutar de
la naturaleza, aunque ésta te obligue a abrigarte más de la
cuenta.
No sé si el tiempo anda loco, como no sea que el cambio
climático es una realidad y a ello poco contribuyen los
mandamases reunidos en una de las zonas más populares de
veraneo: Cancún.
Sinceramente me parece que eso de las reuniones para el
clima no es otra cosa que buscar nuevas fuentes financieras
para llenar los bolsillos de unos pocos. Ejemplo: Aznar de
bufón anticlimático a bufón defensor del clima… ¿quién lo
diría?. Rajoy no, desde luego.
¡Anda con Wikileaks! A eso lo llamo dar noticias auténticas
y transparentes al ciudadano libre y demócrata. Eso es lo
que merece la pena analizar profundamente.
Pero ahora no voy a hacerlo, tengo otros asuntos más
cercanos a nuestra ciudad, que por suerte aún no aparece en
documentos secretos del Pentágono o de la CIA, aunque
cualquiera sabe.
Quiero escribir, aunque hayan pasado varios días, de la
increíble concesión (o mejor dicho sumisión) del Gobierno
ceutí a una religión, saltándose a la torera –como el
Cordobés de otros tiempos- la Constitución en referencia al
Estado laico.
Hemos recibido un correo de una mujer ceutí pero que no
reside en Ceuta, África Cerdán, que está bastante enfadada
por lo que defino en el párrafo anterior.
El pensamiento de África Cerdán, que es el de muchos
caballas, se define en que le parece muy fuerte que el
pasado 17 de noviembre fuese fiesta oficial en Ceuta,
quitando la del 15 de agosto de toda la vida.
Como caballa que es, y ceutí como redundancia, se avergüenza
de que los propios caballas, al menos los que nos gobiernan,
se hayan bajado los pantalones y hayan consentido algo así
como la fiesta del Cordero o Borrego. Le parece vergonzoso y
denigrante que estos individuos, los moros, se salgan
siempre con la suya.
Agrega que, si residiera aún en Ceuta, sería una de las que
estarían manifestándose en la puerta del Ayuntamiento, o
Asamblea de la Ciudad Autónoma, protestando por ello.
Respeta, desde luego, que se celebre esa fiesta musulmana
pero no acepta que la quiten del mes de agosto. No le parece
ni justo ni propio.
África Cerdán está en su derecho de protestar por este
asunto que puede llegar a ser espinoso y alarmista para los
caballas, ya escribí hace tiempo que si le dábamos a los
moros un dedo nos cogerían el brazo entero, y éste tipo de
concesiones tiene, simplemente, dos versiones: o bien están
tan acobardados que resultan capaces de bajarse los
pantalones, calzoncillos incluidos; o bien miran a través de
cristales interesados del electoralismo y aspiran, al hacer
esa concesión o sumisión, a que todos los moros residentes
en la ciudad pongan su papeleta del voto con el nombre del
partido que nos gobierna actualmente. No del partido que
gobierna el país, sino de ese otro que gobierna la ciudad y
cuyos mandamases nacionales se preocupan poco por la nación
y más por sus propios intereses. Lógico cuando se tratan de
eureros (antes peseteros) que miran la “pela” más que los
catalanes genuinos.
Creo, sinceramente, que se deben para ciertos pies y velar
por el futuro cercano de nuestra ciudad, aunque tengamos que
agradecer al jefe espiritual de los musulmanes de esa zona
(que no es otro que el rey alauita, Mohammed VI) que vele
para que no encuentren campo abonado los fundamentalistas.
Hemos de replantearnos esta situación y mirar más a nuestra
Constitución. No dejar las cábalas a las cabilas. Menos aún
si el tema se refiere a fiestas religiosas.
También, por concatenación de hechos, deberíamos anular las
fiestas religiosas católicas y suplirlas por fiestas
especialmente conmemorativas.
Sugerencia: la Semana Santa podría ser Semana de la
Primavera. Todos contentos.
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