El teatro-auditorio obra de Álvaro Siza, con aforo para 620
espectadores, cuenta unos cuidados proyectos escénico y
acústico. De la acústica se ha encargado uno de los
habituales colaboradores del arquitecto luso, el ingeniero
de sonido francés Daniel Cummings. Del currículo de este
especialista, el propio arquitecto destacaba proyectos como
el de la reforma de la acústica de la Ópera de París, una de
las más importantes del mundo.
Por su parte, el arquitecto autor del proyecto escénico es
Flavio Tirone, del estudio de Arquitectura y Artes Escénicas
‘Arsuna’, con sede en la localidad portuguesa de Sintra.
Entre las particularidades de su diseño se encuentra el
hecho de que todos los elementos que conforman la
instalación, entre ellos, el sistema de iluminación, estarán
ocultos a la vista del público y colocados sobre una especie
de raíles que se sitúan en el techo del edificio. El foso de
la orquesta es también móvil y podrá elevarse u ocultarse.
La instalación de los equipamientos ha corrido por cuenta de
la empresa madrileña Chemtrol.
Desde el punto de vista urnabístico y arquitectónico, el
teatro-auditorio, la ‘joya’ del complejo de La Manzana del
Revellín va a ser, por sus dimensión física y también por su
importancia cultural, el elemento más “transformador” de
todos los que conforman el complejo, según manifiesta Siza.
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