Los propietarios de las naves del arroyo de las Colmenas,
afectados por las obras de construcción del vial que
promueve la Sociedad Estatal de Suelo (Sepes) han expresado
de nuevo sus quejas por la situación en la que se encuentra
el entorno de sus negocios. Aunque en un principio, la
adjudicataria de las obras les remitió a la Ciudad en la
búsqueda de una solución a estos problemas desde Sepes se
aclara que es competencia de esta mantener en las debidas
condiciones el entorno de la actuación. Además, los
empresarios piden que se urbanice el entorno de los
edificios a la espera de que se aborde todo el proyecto
previsto en la zona.
Los propietarios de las naves del arroyo de las Colmenas,
afectados por las obras de construcción del vial que
promueve la Sociedad Estatal de Suelo (Sepes) han expresado
de nuevo sus quejas por la situación en la que se encuentra
el entorno de sus negocios.
Portavoces del grupo de empresarios de esta zona, que forma
parte de la segunda fase del proyecto de urbanización de
Loma Colmenar, explicaron a EL PUEBLO que en un principio el
capataz de la obra les remitió a la Ciudad Autónoma en la
búsqueda de una solución a los problemas de acceso que
tienen a sus almacenes, entre los cuales se cuenta uno de
alimentación y otro de fabricación de muebles. No obstante,
por parte de Sepes se aclaró a este diario que el trabajo de
mantenimiento en óptimas condiciones de las calles que
rodean a los edificios es competencia del adjudicatario de
la obra, al que la sociedad pública dependiente de Fomento
aseguró haber advertido de ello después de tener
conocimiento de la queja de los propietarios de las naves.
Sin embargo, una semana después y a pesar de haber pasado ya
los días del puente de la Constitución, la situación
continúa siendo la misma, según denuncian los afectados,
quienes además demandan una solución definitiva a sus
problemas. “Lo normal sería que como parte de la obra de
construcción de la carretera se contemple el arreglo de los
aledaños”, manifiestan los portavoces del grupo de
comerciantes, que llevan radicados en la zona en muchos
casos dicen, más de 20 años.
El área en la que se está llevando a cabo la construcción
del nuevo vial, que arranca del puente del Quemadero y
desemboca en La Almadraba, forma parte de un proyecto más
amplio que dará lugar a la urbanización de las laderas
adyacentes a la altura de Loma Colmenar. Si la primera fase
de urbanización, en torno al Hospital Universitario, está
dedicada en exclusiva a un uso residencial, con sus
correspondientes dotaciones y equipamientos, en el caso de
la segunda, Sepes ha previsto un polígono industrial con una
superficie de 47.517 metros cuadrados y 32 parcelas que se
habilitarán precisamente a ambos lados del vial, uno de
ellos, el lugar en el que se encuentran a día de hoy las
naves comerciales.
Con el fin de separar la zona industrial de la residencial,
la primera se rodeará de un cinturón ‘verde’ o ajardinado
clasificado como de “espacios libres de dominio y uso
público”. En la segunda fase hay, al igual que en la
primera, otras siete parcelas que se urbanizarán para acoger
viviendas.
Este es el proyecto de Sepes para la mayor zona de expansión
de la ciudad, pero mientras se ejecuta esta multimillonaria
inversión, que en el caso del vial ha sufrido ya varios
retrasos, los afectados apuestan al menos por una solución
“provisional” que les permita continuar con su actividad de
la mejor manera posible.
Mientras, los dueños de esta seis naves se ven obligados a
acceder a sus negocios por un camino distinto y más alejado
que el original, y tienen serias dificultades, afirman, para
que sus clientes puedan acercarse a las mismas con sus
vehículos. No es la primera vez que se quejan pues ya lo
hicieron en julio de 2009 por la acumulación de chatarra y
las construcciones ilegales, que aún perduran a pesar de los
esfuerzos de la entidad de suelo, cuyos portavoces aseguran
que los responsables de la obra tiene órdenes de retirar la
que se encuentran.
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