Los analistas de fútbol suelen
hablar casi siempre a toro pasado. Qué bien viene aquí
semejante expresión adverbial. La frase hecha. Porque es la
que mejor define a unos profesionales de la opinión que
suelen explicar solamente lo obvio y casi siempre se ponen
de parte de los jugadores que tienen más tirón y, por tanto,
son los elegidos para hacer anuncios y vender muchas
camisetas.
A mí me gustaría creer que los comentaristas son como son
porque no saben más y no porque lo más conveniente sea
defender a ultranza la titularidad de Fulano que es mucho
más mediático que Mengano. De un Mengano, por ejemplo, que
es más feo que Picio y no favorece en modo alguno que la
caja engorde por derechos publicitarios.
El director del Diario As, Alfredo Relaño, que, por
cierto, la tiene tomada con los jugadores poco agraciados
físicamente, vio un día a Xabi Alonso y quedó
deslumbrado. Se prendó de él. Y a partir de ese momento
comenzó a despotricar contra Lass. Otro que también
está en la misma línea es Enrique Ortego: periodista
de Marca. Los dos periodistas, y analistas reputados de la
cosa futbolística, llevan ya mucho tiempo marcando
tendencias en nuestro fútbol: los feos, además de ser muy
buenos, sólo pueden jugar en el FC Barcelona. Mientras en el
Madrid es preferible que tengan los ojos verdes y un físico
agraciado, aunque dejen ver a la legua que rinden menos que
los otros: es decir, que los carentes de buena estampa.
Si el ser bajito, y de aspecto raro, lleva también el
añadido de presentar una piel oscura –no olvidemos que decir
negro está muy mal visto ya hasta en Inglaterra-, el jugador
en cuestión lo tiene crudo para ser titular del equipo
merengue. Verbigracia: Lass. Quien hace dos temporadas se
comía el campo.
Jugador de segundo aliento, Lass era capaz de socorrer a
todos sus compañeros. Sus ayudas, sus coberturas, su sentido
táctico y su enorme poderío físico, al servicio del equipo,
hicieron que, durante muchos partidos, el Bernabéu se
pusiera en pie para premiar tanta vitalidad y generosa
entrega. Y todo ello, aderezado por un buen manejo de balón.
Claro que nadie es perfecto. Y los defectos de Lass eran tan
corregibles como carentes de importancia en el rendimiento
general que ofrecía.
Llegó Pellegrini y admitió con calzador el fichaje de
Xabi Alonso. Jugador lento, de morfología poco apta
para ser escudo de la defensa e incapaz de jugar con la
enorme capacidad de maniobra de Xavi o Iniesta.
La razón es sencilla: porque es inferior en todos los
aspectos a los jugadores azulgrana. A lo que iba: Pellegrini
hizo jugar a Lass en una franja de terreno estrecha.
Orillado a la banda de Sergio Ramos. Y con esa
decisión errónea para hacerle sitio a XA, y la ayuda de
analistas como Ortego y Relaño, pusieron a Lass histérico. Y
cortaron de raíz su progresión futbolística. Dada su enorme
juventud.
El miércoles, frente al Auxerre, y el domingo anterior
contra el Valencia, Lass volvió a reverdecer laureles. Y
evidenció que, jugando con y espacios suficientes y misión
concreta, hará posible que los madridistas volvamos a
disfrutar de otro Makelele; a quien los mismos
actores se cargaron en su día. Ahora, cuando Lass está
haciendo ver a Mourinho que merece estar en la parcela vital
del medio terreno, los analistas, encabezados por Relaño y
Ortega, piden que se sacrifique a Khedira. Vaya
tropa... Que diría Rajoy.
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