Y eso lo deben tener muy en cuanta
los que llevan a cabo actos vandálicos y, también, los
responsables del orden en la Ciudad.
Que a estas alturas del mes ya se hayan quemado ocho
vehículos en diciembre, obedece, sin duda, a una forma de
desestabilizar o de poner en tensión a la vecindad, por
parte de ciertos descontrolados, a su aire o a sueldo, eso
es lo que habrá que determinar, cuanto antes mejor.
Los bomberos tuvieron que actuar, a primeras horas de la
mañana, en las inmediaciones de las nuevas VPO y en la zona
de Arcos Quebrados, en torno al mediodía.
Controlar y tener controlados a una serie de individuos que
traen en jaque a una parte de la población, no debiera ser
complicado, aquí en Ceuta, donde hay un números elevado de
fuerzas del orden, para controlar y atender hechos, en estos
18 kilómetros cuadrados que es la extensión de Ceuta.
El por qué, de no haber terminado ya con esto, se me escapa
y creo que se le está escapando a toda la población que
desea vivir en Ceuta, en plena normalidad y con todo tipo de
tranquilidad.
Lo de los “revoltosos”, por utilizar un tono suave, es algo
que debiera estar solucionado desde hace tiempo.
Y que nadie me venga diciendo ahora que es complicado atajar
y atajar, de una vez por todas, estas prácticas mafiosas que
se dan aquí, con tanta frecuencia.
Porque el hecho de que en los seis o siete primeros días de
diciembre ya hayan sido “abrasados” ocho vehículos, no tiene
que obedecer a una simple casualidad, a una mala suerte, a
un mero accidente.
Esto tiene que haber sido programado y ejecutado, sabiendo a
donde se iba y qué es lo que se pretendía, para conseguir,
posiblemente, otras cosas.
Se dice que la Policía tomó nota de los vehículos para las
correspondientes pesquisas posteriores. Eso está muy bien,
pero cuando llegue alguna pista clara, si es que llega,
puede que hayan sido calcinados otros más, con lo que habrá
que volver a empezar a buscar, por otra parte.
Ya está bien, es una práctica tan generalizada que,
desafortunadamente, se empieza a considerar como algo
normal.
Los hechos se van dando, se van repitiendo, el tiempo pasa y
los “presuntos delincuentes” siguen a su aire. Hipótesis las
hay para todos los gustos, pero realidades y aclaraciones,
muy pocas. Es lo que tenemos.
Desde la Policía se investigan estos hechos que se vienen
repitiendo, en la posibilidad de que estos “destrozos” se
produzcan después de que hayan sido pasados por un taller
clandestino de desguace.
No sé qué objetivo y a qué conclusiones puede llevar esto,
como no sé si tendrá visos de realidad y de sacar algo
positivo el que algún menor, tras hacerse con los mandos de
un vehículo y darse “un paseo” por la ciudad, luego, para no
dejar huellas quemen el vehículo.
Todas estas interpretaciones, si es que se trabaja sobre
ellas, me parecen muy interesantes, pero la utilidad debe
estar en “cazar” a los infractores, “hacerles cantar” y que
luego paguen sus fechorías, cosa que ya es más complicada,
porque lo más posible es que entraría en juego el terreno de
los menores y ya es lamentable que para hacer “faenas”
actúen como los mayores, y para ser enjuiciados tengan un
tratamiento distinto.
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