En mi colaboración de hoy no
reflexionare en relación a las declaraciones ofrecidas por
el presidente de una asociación de navieros la pasada semana
con motivo de un presunto incremento en las tasas
portuarias, que incidirían directamente en las tarifas del
transporte marítimo del Estrecho a partir del próximo año,
como consecuencia de la entrada en vigor de la nueva Ley de
puertos del Estado. Tampoco, reflexionaré con la intención
de aclarar a la ciudadanía, que el Ejecutivo local poco
puede hacer en una cuestión, que tan solo compete al
Gobierno de España a través de su ministerio de Fomento
aunque, su compromiso en la reducción de dichos costes es
más que evidente puesto que, ha propiciado la creación de
una Comisión junto a la administración general del estado,
que trabaja en la reducción de los precios incluidos en el
contrato de la línea de interés público.
En el día de hoy, reflexionaré en relación a una cuestión
fundamental para nuestro futuro, la educación de nuestros
hijos por ello, compartiré mi desasosiego cuando mi hijo de
nueve años me planteó la siguiente pregunta, ¿papa, entonces
quién me protege a mí? tras recibir la respuesta de una
fiscalía de menores, que no puede actuar contra un menor de
catorce años, que había cercenado violentamente sus
derechos, tal y como ordena la obsoleta Ley de
Responsabilidad Penal del Menor. Por tanto, la fiscalía de
menores se ve obligada a defender los intereses de este
delincuente en potencia frente a los derechos de dos menores
de 9 años, que sufrieron el ataque violento de quien les
arrebató cruelmente su inocencia infantil, colocándoles una
navaja de considerables dimensiones en el cuello.
Quizás, es el momento adecuado para recordarles a nuestros
lectores la detención en el estado de Morelos (México) de un
sicario menor de 14 años, autor confeso de varios asesinatos
por degollamiento, después de ser reclutado a los 11 años.
Un joven apodado “El Ponchis” que estaba bajo las órdenes de
un capo de la droga mejicana. Sin ninguna duda, no es
equiparable a la actuación de quien violento a mi hijo pero,
es una muestra ejemplarizante de lo que podría llegar a
suceder en nuestro país de no acometer urgentemente las
reformas necesarias.
Por tanto, desde el respeto absoluto al Estado de Derecho
pero, como padre desconcertado ante tal problemática, ruego
a quien competa responda a la cuestión planteada por un
menor, que tras este suceso ha perdido totalmente su
concepto de justicia, de protección. Un menor, que se siente
totalmente desprotegido, totalmente desvalido por quienes
deberían defender sus intereses, por quienes deberían
proteger los derechos de la infancia en su totalidad. Un
menor, que ha perdido su inocencia infantil, como
consecuencia de la aplicación de una Ley anclada en el
pasado. Los tiempos han cambiado y con estos, también el
concepto de infancia por tanto, se hace totalmente necesario
introducir modificaciones sustanciales en la citada Ley.
Nuestros hijos, nuestros jóvenes merecen este esfuerzo por
parte de todos.
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