La llama perpetua, a base de aceite de oliva, del templo de
Salomón fue extinguida tras la destrucción del santuario por
los griegos. Los macabeos consiguieron recuperar el templo
tras una dura batalla con los helenos. Tras la dura
reconquista, el sumo sacerdote judío quiso restablecer la
llama sagrada pero únicamente encontraron una pequeña vasija
con aceite de oliva que sólo podría servir para un día.
Obtener cantidades mayores del líquido supondría al menos
una semana de trabajo. La llama iba a extinguirse... pero el
milagro se produjo y aquella ínfima cantidad de aceite fue
suficiente para abastecer la luz sagrada por ocho días. Así
nació ‘Janucá’, una de las festividades más conmemorativas
de la religión judía.
Hoy esta ‘Fiesta de las luces’ se conmemora de una forma muy
especial. Desde el pasado miércoles, día en que comenzó el
‘Janucá’ se va encendiendo al filo del atardecer una nueva
vela hasta las ochos que forman el ‘janukía’, un candelablo
de proporciones particulares diseñado especialmente para
esta ocasión. El encendido de las velas también se acompaña
de un rezo, una bendición conmemorativa. El ‘janukía’ debe
colocarse cerca de una ventana para que irradie toda la luz
posible.
La festividad tiene el mejor significado posible: alegría.
Así lo destacaba el presidente de la comunidad israelita en
Ceuta, Jacob Hachuel “es la manifestación de que Dios existe
y de que los milagros son posibles, por lo que es necesario
creer. Es una celebración íntima aunque simboliza que la luz
que se enciende debe ser compartida por todos”, afirmó.
Sin embargo, el ‘Janucá’ también tiene manifestaciones en
otras facetas del pueblo judío. Se celebra a través de su
gastronomía, como no podía ser de otra manera. Así, son
típicos de estos días los dulces, especialmente, los ‘sufganiyot’,
deliciosos buñuelos de pequeño tamaño rellenos de crema”.
A pesar de que se trata de una festividad mucho más
desconocida que otras del calendario judío como el ‘Yom
Kipur’ su importancia es patente, especialmente si se
observa con detenimiento el ritual del encendido del ‘janukía’,
por parte del rabino de la Sinagoga de Ceuta, que está a
punto de completarse. La festividad concluye mañana, lo que
significa que la luz ha inundado los corazones del pueblo
judío. Se va ‘Janucá’ pero no lo que representa: la alegría
que forma parte de cualquier milagro.
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