Es lo que pasó en la tarde del
viernes y más de medio día del sábado a quienes, por
necesidad, o por placer, habían determinado viajar en avión,
para cumplir con uno de esos viajes por el extranjero o por
el territorio nacional.
Pero lo que no esperaban, por encima de medio millón de
personas es que, durante casi 24 horas, el cielo español se
iba a encontrar, totalmente, libre, sin que lo surcara ni un
solo avión.
Lo nunca visto, desde hacía casi un siglo, y eso lo habían
logrado, escasamente 2500 personas, que es el número de
controladores que hay en nuestro país.
Nuestro país que ha vuelto a mostrar su auténtica imagen, la
de un país que se complace en las improvisaciones, que no
sabe programar y que con esos experimentos, en este caso,
sin gaseosa, vende una imagen de lo que, verdaderamente, es
la tierra de la falta de seriedad o la de poner solución
cuando ya no hay remedio.
Porque, con una “solución” más que discutible, desde el
Gobierno, lo que no se ha logrado es paliar las pérdidas de
miles y miles de euros que les han costado a muchas
personas, además de que esta “aventura” de los controladores
le va a costar otros muchos millones de euros a nuestra
maltrecha economía.
No tenemos remedio y que cada uno se aplique al cuento de
sus propias actuaciones, los controladores al momento
elegido y el Gobierno a no haber sido capaz, en casi un año,
de solucionar el problema que han planteado los
controladores y que ha traído a esta situación en el fin de
semana.
Al final, el miedo, no otra cosa, es lo que ha hecho volver
a los controladores a sus puestos de trabajo, un miedo al
futuro, al haber sido militarizados, cosa que nadie
esperaba, ni dentro, ni fuera, por lo poco frecuentes que
son estas actuaciones en los tiempos que vivimos en un país
democrático.
Ahora bien, había que solucionarlo y se solucionó, al menos
de momento, luego ya veremos si todo queda solucionado, de
verdad, o si, cuando menos se piense, vuelven los problemas.
Tiempo al tiempo.
Y con esto, que nadie mire para otro lado, se ha echado,
momentáneamente, una cortina de humo al problema de la
crisis, por parte de todos los que han intervenido, lo malo
del caso es que esa cortina de humo va a costar demasiado y
ese coste llevará, sin duda, a más gente al paro, o impedirá
que si iba a crearse algún puesto de trabajo se pueda crear.
Puestos en esta situación, aquí parece que no ayuda nada a
ir arreglando la cuestión económica que en estas 24 horas ha
sacudido con fuerza a las aerolíneas, ha sacudido con fuerza
a hoteles y restaurantes, va a traer cola respecto a los
turistas y no ha sido beneficioso para nadie.
Y todo esto sin contar con la serie de personas que salen
tocadas de todo esto, unos por lo económico y otros en su
dignidad personal, por cuanto van a tener, de por vida, el
sello de esta huelga y el de su intento de frenarla, a costa
de lo que sea.
Que no le quepa la menor duda a nadie, que un fin de semana
como éste parece que lo que quiere es que el tiempo corra
más de la cuenta y que lo que está programado para la
primavera de 2012, pueda adelantarse varios meses,
posiblemente muchos, más.
Sería lo sensato y lo mejor para todos, porque un fin de
semana más como el pasado es muy difícil superarlo.
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