El grupo del dentista ceutí ha perdido su estancia de varios
días en la capital de Chequia. La agencia de viajes Politour
devolverá unos 1.800 euros ya abonados a cada pareja.
Además, han presentado una reclamación a Aena y no descartan
emprender acciones judiciales. Blesa relata su calvario en
el aeropuerto de Málaga.
El dentista Enrique Blesa, su mujer y dos parejas de amigos
son algunos de los ceutíes que vivieron muchas horas de
incertidumbre después de que el Gobierno cerrara el espacio
aéreo por la huelga de los controladores. Todos ellos
durmieron en un hotel de Torremolinos la noche del viernes
para tomar el vuelo Málaga-Praga a las 9.30 de la mañana del
sábado y pasar el ‘puente’ en una de las ciudades más bellas
de Centroeuropa.
Sin embargo, el viernes por la tarde, el grupo ya tuvo
noticias de que algo estaba ocurriendo con los vuelos porque
“vimos a Sergio Ronda en el centro comercial ‘La Cañada’ y
nos dijo que se estaban suspendiendo vuelos. Luego lo
estuvimos mirando en internet y nos preocupó saber que no
despegaban aviones desde Málaga”.
Los ceutíes durmieron en Torremolinos y a las 7.30 de la
mañana ya estaban en el aeropuerto. “Había colas de
pasajeros, cancelaciones y en nuestro mostrador de
facturación no había nadie”.
Lo peor en esos momentos fue la incertidumbre porque
“nuestro avión venía de Varsovia, dejaba gente y salíamos en
él, pero nadie sabía donde estaba, a qué aeropuerto lo
desviaron por no poder entrar a España”, relata Blesa.
Hacia la una de la tarde, el servicio de megafonía fue
comunicando las cancelaciones de servicios en dirección a
Duseldorf, Berlín y Praga. El ministro Rubalcaba anunció el
cierre del espacio aéreo español y empezaron las gestiones
para reclamar. Con dos respuestas muy diferentes. “Aena nos
dijo que rellenáramos un formulario. Politour respondió con
seriedad. Nos hizo unos documentos para que el martes nos
devuelvan el paquete cerrado con avión, alojamiento y
comidas en Praga. Son unos 1.800 euros por pareja”. El grupo
de viajeros regresó a Algeciras donde pasó la noche del
sábado para volver el domingo a la ciudad. Durante las
largas horas de incertidumbre, Blesa tuvo otra preocupación;
orientar a su hija de 18 años, que estudia en Madrid, para
que volviera en tren a Málaga tras cancelasrse su conexión
aérea.
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