Pasan los días y aún se sigue
hablando del partido Barcelona-Madrid. Y ¡lo que te rondaré,
morena! Ni siquiera las medidas tomadas por el Gobierno para
ver si consigue ayudar la maltrecha economía, ni la huelga
de los controladores aéreos, ni la marcha anunciada de
varias organizaciones políticas y sociales marroquíes, que
partirá de Rabat y finalizará en Ceuta, han conseguido
aminorar los comentarios sobre los cinco goles recibidos por
el mejor (!) portero del mundo.
Los comentarios sobre lo ocurrido en el Camp Nou siguen
girando, primordialmente, alrededor de una figura
indiscutible del fútbol español: Xavi Hernández. Los
hay que no se cansan de seguir haciéndose lenguas del
futbolista nacido en Tarrasa. Unos y otros, merengues o
azulgrana, han llegado a la conclusión de que XH es el
futbolista que merece ser premiado con el Balón de Oro.
En realidad, desde que se retiró Zinedine Zidane, y
perdonen el atrevimiento de la comparación, pocos jugadores
que deambulen por la zona vital del medio terreno han sido
capaces de deslumbrarnos cual lo viene haciendo Xavi
Hernández. Sí, ya sé que podrían tacharme de injusto si no
menciono a Iniesta. Pero hoy me apetece referirme a
XH. Que a su edad, 30 años, está viviendo el esplendor
deportivo de los elegidos.
XH pertenece a un club donde los bajos de estatura pudieron
soñar siempre con jugar en el primer equipo. Ejemplos
palpables son Messi, Iniesta, Bojan Krkíc y
otros más catalogados como bajitos. Todo lo contrario a lo
que ha venido ocurriendo, salvo raras excepciones, en el
Madrid de mis entretelas.
En el Fútbol Club Barcelona, desde hace ya un chaparrón de
años, se ha venido premiando el talento por encima de todo;
sin despreciar, por supuesto, que éste sea acompañado de
muchos centímetros. Verbigracia: Sergio Busquets.
Cuyo sentido táctico es admirable. El que le permite ser
escudero magistral de las andanzas de sus compañeros de
línea.
A lo que iba, que hablando de Xavi Hernández con un conocido
que chanela de fútbol, el viernes por la noche, saqué a
colación, una vez más, a Félix Barderas “Felines”.
Jugador bajito, donde los haya habido, con tan mala fortuna
de pertenecer, en los sesenta, a un club donde la escasez de
estatura sí era un impedimento.
A “Felines”, nacido en Pedro Bernardo (Ávila), en 1943, y
vecino de Carabanchel alto, le conocí yo siendo juvenil del
Carabanchel en la temporada 61-62. Y ejercí mi ascendencia
sobre Herminio Mielgo, entrenador del primer equipo,
para que le hiciera debutar frente al Don Benito en el
famoso grupo de Tercera División castellano-manchego. “Felines”,
el día de su debú en el Campo de la Mina, causó sensación.
Manejó el balón con primor. Regateó a sus adversarios en
carrera y a velocidad de vértigo. Parecía tener ojos en el
cogote, debido a que elegía siempre las mejores soluciones
en sus pases. Y, además, tenía gol en su extraordinaria
pierna izquierda. Pasado un año, estando yo en Alicante
jugando el Trofeo San Pedro, coincidí con Eguiluz,
entrenador y entonces ayudante de Miguel Malbo en el
Departamento de Fútbol del Madrid, y elogié a “Felines”. Lo
firmó el Madrid y lo despreciaron por ser bajito. Tuvo tan
mala suerte como ausencia de ella ha tenido Xavi Hernández.
Así lo hablamos “Felines” y yo, años atrás, en una de sus
visitas a Ceuta.
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