La celebración del Día
Internacional de las Personas con Discapacidad el 3 de
diciembre de cada año tiene por objeto ayudar a entender las
cuestiones relacionadas con la discapacidad, los derechos de
las personas con discapacidad y los beneficios que se
derivarían de la integración de estas personas en todos y
cada uno de los aspectos de la vida política, social,
económica y cultural de sus comunidades. El Día, celebrado
ayer en Ceuta, brinda la oportunidad de promover actividades
encaminadas a lograr el objetivo del disfrute pleno e igual
de los derechos humanos y la participación en la sociedad de
las personas con discapacidad, establecido en el Programa de
Acción Mundial para las Personas con Discapacidad aprobado
por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1982. Se
ha avanzado hacia la universalización de los servicios
sociales, pero la integración plena de las personas con
discapacidad se materializa a través del empleo y en este
aspecto aun hay que seguir trabajando. La accesibilidad
universal o la formación son derechos exigibles en una
sociedad justa e inclusiva.
La diversidad, el enriquecimiento que las personas con
discapacidad aportan a la sociedad y el paso de este grupo
social de la supervivencia a la normalidad son aspectos
propios de una nación que protege a todos. Lograr que las
ciudades se adapten eliminando barreras no es sólo es una
aspiración, debiera ser una conducta legal, pero también
real de obligado cumplimiento, para evitar que ello quede a
la consideración de las conciencias que en cada momento
dirijan las políticas municipales, autonómicas o nacionales.
La mayoría de las veces ignoramos el problema hasta que nos
tocamos con él, hasta que se nos cae encima. Desde la
Organización Mundial de la Salud se hace un esfuerzo por su
visibilidad, algo es algo, pero sobre todo lo importante es
no ignorarlos, darle su sitio en nuestra sociedad. Son gente
muy válida que afrontan de otra manera su paseo por este
valle de lágrimas y también por este circo de la vida.
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