Con un recital de flamenco a cargo del cantaor cordobés
Manolo Romeros quedaron clausurados ayer los actos previstos
para el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
No antes de proceder a la lectura de un manifiesto que
destacaba la necesidad de “un acceso normalizado a los
recursos educativos ordinarios” para las personas con
discapacidad. De este modo, la vicepresidenta del CERMI,
Virginia Viñuales, recordó al auditorio del Salón de Actos
del Palacio Autonómico que el objetivo a cumplir tanto por
parte de los ciudadanos como las Administraciones era
promover la autonomía y el desarrollo personal del colectivo
aunque, enfatizó, “dándoles el derecho a la elección”. Y por
ello partió una lanza a favor de una revisión legislativa
del marco educativo que proporcionase “conocimientos,
habilidades y destrezas para compensar las desigualdades”.
La representante del CERMI durante el acto también advirtió
que era meta de la Unión Europea para 2010 la mejora de los
niveles educativos para disminuir los altos índices de
abandono escolar producidos por “la necesidad de los
recursos de apoyo para las personas con discapacidad”. Y
tras las reivindicaciones, fandangos de Huelva y malagueñas
se dieron la mano en el recital del cantaor cordobés que
quiso enviar un mensaje de fuerza a los que, como él, son
Síndrome de Down: “He venido a Ceuta porque soy un enamorado
del flamenco y quería pasar aquí este Día de la
Discapacidad. Me ha costado varios años grabar este disco
pero hay que tirar para delante y luchar por lo que se
quiere y lo que a uno le gusta. Por eso le doy todo mi apoyo
a los que, como yo, quieran ser lo que siempre han querido”,
señaló el joven defensor del más puro jondo con el que
deleitó a un auditorio que no dudó en ovacionar cada letra y
cada melodía del repertorio del artista.
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