Es nueva, al menos desde la
perspectiva de imagen, a nivel nacional y a nivel local, que
ya es algo.
Los resultados de las elecciones han cambiado “la careta”,
pero sólo eso, porque los que gobernaban, con tintes pura y
estrictamente catalanistas, han dejado paso a otros que
miran única y exclusivamente para dentro, salvo en los
momentos en los que necesitan algo del resto de España.
El término país, nación y lo que va acompañándolo no va a
variar, no se los quita de la boca y, con más o con menos
disimulo, nos hacen ver, a lo largo del día, de la noche y
del atardecer que ellos son diferentes a todos los demás,
que se merecen más y que, por eso, necesitan lo suyo, para
ellos solos, y lo de los demás habrá que repartirlos para
que a ellos les corresponda algo de eso.
Si me caía mal Montilla, especialmente desde que se metió en
ese berenjenal de los toros, el nuevo presidente, cuando, de
hecho y de derecho, lo sea, me cae peor y su talante ya se
ha visto desde las primeras manifestaciones, ahora que ya
está entrando y dispuesto a negociar con los demás,
únicamente, en las cosas que necesite el apoyo de ellos, en
lo demás ni mirarlos a la cara, y es que va a recurrir a los
otros, pero eso sí, cuando él solo no pueda sacar adelante
algún asunto.
No sé cual va a ser la forma de poderles parar esos aires de
grandeza y eso que están en tan mala o peor situación que
otras comunidades, en cuestión de paro, pero eso se
disfraza, perfectamente, en los momentos de fiesta.
El ”tripartito” duerme ya “el sueño de los justos”, y bien
que han pagado sus acciones los partidos que lo constituían.
El PSC lo pagó caro, pero el grupo de Carod Rovira, sin él a
la cabeza, lo ha pagado, todavía, más.
Y esto con los que han querido perder unos minutos y se
fueron a votar, pero además hay un cincuenta por ciento de
la población que ni se molestó en ir y es que esos los
tienen en una estima aun peor que aquellos que fueron y no
quisieron darles el voto.
Cataluña ha cambiado de imagen, desde la tarde-noche del
domingo y lo primero que se ha dejado ver de esa imagen
distinta es la goleada del Barcelona al Real Madrid, en el
partido más aciago de los blancos en muchos años.
No sé si habrá alguien que tenga una explicación coherente a
lo sucedido, pero lo cierto es que “la tunda” que le
endosaron al Madrid, va a quedar ya, ahí, para la historia,
con lo que los blancos ya se pueden ir mentalizando para en
el futuro devolver el agravio si es que quieren seguir
contando, de verdad, como el mejor equipo del mundo.
Ahora, en estos días, el cetro lo ostentan los catalanes,
pero hay tres competiciones, en las que están ambos y
podrían volver a cruzarse en el camino, con lo que habrán de
estar dispuestos a devolver la goleada. Eso ha sucedido casi
siempre.
Dos hechos, pues, notables en Cataluña, el primero el cambio
de color en los que mandan, o van a mandar y, tras esto, “la
manita” esa del 5-0 en el fútbol.
Esto viene a ser algo así como:” en política somos capaces
de hacer desaparecer de la escena política, en 24 horas, al
que era el primer mandatario, y en fútbol podemos borrar del
mapa al equipo que, estas semanas, se paseaba por Europa
como el más claro aspirante a ser campeón”.
En una España aburrida y sin ilusiones, los catalanes, de
una forma o de otra, han hecho despertar a todos los demás.
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