El lunes llovía a mares y me quedé
en casa. Miento: salí a prima mañana para que mi perro
hiciera sus necesidades. Luego, viendo que la lluvia no
cesaba, decidí no darme mi habitual vuelta por el centro de
la ciudad. Con lo cual me quedé sin visitar mis sitios
preferidos. Por tal motivo, varios fueron los conocidos, con
los que acostumbro a charlar de lo que se encarte, en
establecimientos donde solemos tomar el aperitivo, que no
dudaron en llamarme porque querían que emitiera un
pronóstico sobre el Barcelona-Madrid que se iba a jugar por
la noche. Y me abstuve. Puesto que nunca me dio a mí por
imitar a Acisclo Karag: más conocido como el mago
Karag, debido a los aciertos que acumulaba cuando vaticinaba
resultados futbolísticos.
Aunque yo, como madridista fetén, que no forofo, tenía
tragado que mi equipo lo iba a pasar muy mal en el Nou Camp.
Verdad es que mantuve un porcentaje mínimo de esperanzas.
Debido a que me merece mucho respeto José Mourinho.
El martes, cuando acudí a los establecimientos que suelo
frecuentar, lo primero que me dijeron, tanto seguidores
merengues como azulgrana conocidos, fue lo que me dicen
siempre que Iker Casillas y Xabi Alonso pegan
el petardo -que son muchas más veces de las que uno
quisiera-: anoche, viendo el partido, nos acordamos de ti...
Con semejante expresión, creen mis conocidos, con los que
charlo muy a menudo, de todo lo que se encarte, que yo me
siento la mar de satisfecho. Dan la impresión de estar
convencidos de que las derrotas del Madrid, siempre y cuando
se deban a actuaciones desafortunadas de Casillas y de
Alonso, me producen a mí enorme satisfacción. Lo cual no
deja de ser craso error.
Veamos. Mi madridismo data de cuando yo llevaba pantalones
cortos. Y es un sentimiento que ha arraigado en mí de manera
que ni siquiera las mentiras por sistema de la prensa
deportiva madrileña, han conseguido causarme el menor
efecto. Mentiras que acaban siempre haciéndole daño al
equipo. Sobre todo las contadas en relación con Casillas y
Alonso.
Casillas es un portero con grandes reflejos. Pésimo en las
salidas. Con lo cual nunca ha sido capaz de dominar el área
pequeña. Sus defectos son los mismos que cuando Del
Bosque le quitaba una y otra vez. Pero las lesiones de
César se aliaban con el muchacho a quien
Florentino Pérez ponía a parir en todos los sitios. Tal
es así, que si el presidente del Madrid no fichó a Buffon
fue porque el Juventus nunca quiso venderlo.
La suerte de Casillas, además de ser amigo de la prensa y,
sin duda alguna, porque ha sido llevado muy bien por su
representante, ha consistido en parar algún que otro penalti
en momentos precisos. Los penaltis parados, no lo olviden,
son siempre mal lanzados. Casillas, en Barcelona, facilitó
la victoria del extraordinario equipo catalán.
En lo tocante a Xabi Alonso, debo decir que cuenta también
con la simpatía de toda la prensa deportiva. Cuando su
rendimiento es muy inferior a la fama que se ha ganado en el
equipo blanco. Ya que aún no se sabe en qué posición del
medio campo rinde más. Tiempo tendré cualquier día en
enumerar sus defectos. Que son varios y de gran calibre.
El Barça fue una apisonadora. Un conjunto arrollador. Pero
Casillas y Alonso ayudaron a la causa catalana. Para mi
desgracia.
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