Perplejos y cariacontecidos
quedamos ante las aseveraciones del actual presidente de la
patronal de navieros españoles quien advirtió ayer, en un
claro mensaje al Gobierno de la Nación tras la aprobación de
la nueva Ley de Puertos que entrará en vigor el 1 de enero
de 2011, que serán los usuarios de la línea del Estrecho y,
concretamente, los de la ruta Ceuta-Algeciras-Ceuta los que
pagarán el pato de la subida de precios del billete como
consecuencia de los nuevos porcentajes incorporados a las
tasas correctoras, que habrán de aplicarse por sujección a
la nueva legislación. Si bien, es de esperar que el
denominado tráfico estratégico, que constituye la verdadera
autopista para ceutíes y visitantes, sea protegido desde la
Administración General del Estado a través de los trabajos
que actualmente -en fase de culminación- se llevan a cabo en
la denominada Comisión Mixta para el Transporte coordinados
por la Dirección General de la Marina Mercante.
Menos de recibo es el ‘toque’ del presidente de la patronal,
a la sazón máximo dirigente de la naviera Baleària,
implantada para ‘dar servicio’ a los ceutíes, y haya
sucumbido a la irrefrenable ambición de adquirir una
compañía, Buquebus, para sencillamente desmembrarla,
aniquilarla e ir deshaciéndose del personal tanto de tierra
como de flota. Las evidentes pérdidas económicas que supone
esta línea del Estrecho como consecuencia de la competencia
descontrolada durante la ‘guerra’ por el reparto del pastel
que suponía el aprovechamiento del usuario cautivo, se ha
visto aderezada por el ‘golpe’ de la apertura de Tanger Med
a cuya ruta se han apuntado todas las que, a priori, iban a
apostar por el servicio de la ruta española del Estrecho,
incluso derivando buques. La racionalidad la debe aportar el
Estado como garante de la prestación de un servicio público
necesario y estratégico a los españoles del uno y otro lado
del canal. El movimiento de los nacionales por su territorio
es libre y no debe quedar coartado por ambiciones
empresariales más allá de las correspondientes a la lógica y
a la razón.
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