Prevenir antes de curar, detectar para paliar. Y así,
intentando que el azar no se adueñe de los destinos el
conocimiento juega una carta fundamental en las actitudes y
comportamientos que guían al ser humano. Formación e
información, parámetros que, en el caso de las enfermedades,
daños y prejuicios para las personas, pueden ser decisivos
tanto para el propio bienestar como el del resto de la
comunidad.
Y con este objetivo, el de profundizar en los temas
humanitarios, los voluntarios de Cruz Roja consiguieron que
a través del juego, las dinámicas y las risas, más de 300
residentes del Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes
(CETI) fueran conscientes que el VIH/SIDA no se contagia, se
transmite, y por ello, hay un amplio abanico de conductas a
seguir para prevenirlo. “Hemos puesto un cortometraje con
personas que padecen diferentes enfermedades, entre ellas,
el SIDA, representando el rechazo al que tiende la sociedad
en ese rechazo motivado por el desconocimiento”, explicaba
el coordinador de Cruz Roja en el CETI.
Aros que simulaban conductas de transmisión, o no, de la
enfermedad; pinturas de las que se desprendían nombres que,
en un gigantesco lazo, mostraban su apoyo a los sólo dos
compañeros que en las instalaciones del Jaral estaban
infectados de los más de 470 inmigrantes que conviven en el
centro. Pero quizás lo más llamativo del aula magna del CETI
eran esos pequeños detalles rojos que sobre un mapa mundi
resaltaban, en todas las zonas del globo terráqueo. “Cada
uno ha intentado localizar su país y, en solidaridad con las
personas y los conciudadanos que están infectados, han
colocado un lazo”, relataba el voluntario de la entidad
humanitaria. Muchos inmigrantes quisieron hacerse la prueba
del SIDA que, en 20 minutos, daba sus resultados. Y así
hicieron un guiño al lema del Día Internacional: “La
respuesta está en la prueba”.
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