Los hay a montones, en toda
nuestra geografía, sin excluir, naturalmente, a Ceuta.
Y traigo esto a colación, porque es un rumor, extendido por
todos los rincones, aquí en Ceuta, que los materiales de
construcción, de las empresas públicas y de muchas privadas,
están siendo cambiados de sitio, e incluso, sin necesidad de
pasaporte, muchos suelen pasar al otro lado de la frontera.
Lo curioso de esto es que las trabas fronterizas que
aparecen para otras situaciones, aquí no parecen existir,
una incógnita que posiblemente nunca sepamos despejar.
Se habla, pues, de robos de materiales de construcción, y
entre los elementos que más cambian de dueño son las vallas
y los bolardos para luego venderlos en el país vecino.
Y que no es un juego de niños todo esto, lo podemos deducir
por el hecho de que alguna de las demás entidades más
afectadas por estos robos ha llegado a denunciar la pérdida
de hasta 150 vallas de seguridad, una pérdida que a la
empresa le ha costado unos buenos dineros, mientras que los
que se hagan dueños, por comprarlos en el mercado negro, les
habrán adquirido por unos cuantos euros.
Esto es lo malo, que haya quien se hace con unos productos a
un precio diez veces menor del que tienen en el mercado.
Y esto, tal como he comentado más arriba, no tiene
discriminación a la hora de adquirirse, con lo que son
empresas públicas y empresas privadas las que se ven
“atracadas” por esta peste que se va aprovechando, cada día
más, de algo que no le pertenece.
Y como las distancias son cortas, pues, todos los productos
que se han adquirido en Ceuta sin el problema de pagarlos a
precios altos, o a precios bajos, se venden en Marruecos, en
ese comercio del regateo, “esto tengo, dime cuanto me das”.
Esto, me dicen desde las inmediaciones de algunas de las
empresas que sufren este tipo de “pillaje”, no es de ahora,
ya hace años que se viene dando y parece que nadie denuncia
o si se denuncia, además de no recuperar nada, más de uno
tendrá que pasar horas y horas, cuando se le llame para
declarar y como esos amigos de lo ajeno, o son, o se
declaran insolventes, además de no recuperarlo, pierden un
tiempo muy especial de atención a su propia empresa.
Y hay más, esto a lo que parece que no dan importancia más
que los que sufren, no desgrava en las declaraciones de la
empresas. Eso se haya denunciado o no se haya denunciado,
con lo que ante las pocas garantías de tener algo positivo,
la gente prefiere, o se apunta a ni siquiera, denunciar
esto.
Y unos productos, unos más, que son muy atractivos para
todos aquellos que tienen ganas de poseer cosas que no son
suyas, son los contadores de agua de aluminio, elementos que
son muy fácil pasar al otro lado de la frontera.
Y lo que decíamos antes, pasar la frontera, sin nada, te
lleva muchos minutos, mientras que atravesarla con este tipo
de productos no parece que sea lo más difícil, con lo que
así se hace el caldo de cultivo para esta práctica que
tantas pérdidas supone, especialmente, en el mundo de la
construcción.
Todo lo que no sea un control más exhaustivo en la frontera,
implicará que aquello “que se pierde en Ceuta” se puede
utilizar a muy bajo precio en Marruecos. Es lo que hay
cuando una frontera, en medio, aporta tantas irregularidades
como ésta.
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