El presidente de la Fundación Pluralismo y Convivencia,
José Manuel López, asistió ayer a la entrega de diplomas del
primer curso de español para líderes religiosos que se
realiza en España. La “experiencia piloto” ha resultado tan
gratificante que la Fundación ya prepara la próxima edición.
A pesar del largo camino que aún queda por recorrer, esta
institución lucha por normalizar la situación de los
inmigrantes. Para José Manuel López, la base del problema es
la concepción de españa únicamente como católica o no
católica, sin prestar atención al resto de religiones. Los
inmigrantes, por desgracia, siguen siendo considerados como
extranjeros y no como ciudadanos con todos sus derechos y
obligaciones.
Pregunta.- ¿Qué balance realiza tras la finalización de este
curso de español para líderes religiosos?
Respuesta.- Ha sido una experiencia muy interesante. Era la
primera vez que se realizaba algo así a nivel estatal. La
sociedad española está, en estos momentos, en un proceso de
tránsito. Todo lo referido a la religión y cultura musulmana
se concebía como un tema de inmigrantes. Sin embargo, en las
últimas décadas se ha comprobado que es una cuestión que
afecta a todos los españoles. Y seguirá siendo así. Hay una
parte de la sociedad que es católica, que forma la mayoría,
otra que se declara indifentes y, además, hay también amplia
representación de religiones musulmanas, judías... Es
necesario realizar un esfuerzo para normalizar esa situación
y parte de esa normalización son los líderes religiosos,
quienes deben aprender a manejarse en el marco
constitucional español.
P.- Tras esta iniciativa, ¿cuál será el siguiente paso
para ayudar en esta normalización?
R.- Se ha propuesto un curso de formación en la UNED. Se
estructurará en dos niveles, de 19. créditos cada uno. La
idea es ir generando personal religioso dentro del marco de
la Unión Europea.
P.- Por lo tanto, será un curso de un nivel más avanzado
del que acaba de finalizar...
R.-Así es. El primer paso es aprender castellano. Si se pasa
esta fase ya se llega a los contenidos de formación
propiamente dichos. Ahora mismo tenemos 125 personas
inscritas en el nivel 1 y el 2. Hay algunos que son
castellano parlantes y que se están formando en cursos que
se denominan ‘Islam y principios democráticos’ y otro que se
llama ‘Islam y sociedad’.
P.- ¿Se están obteniendo resultados positivos en todas
esas iniciativas?
R.-Totalmente. Además nosotros, como sociedad, debemos
entender que todos estos proyectos pueden incluirse en las
normas que utilizamos normalmente, que hay lugar para los
cambios. También es interesante porque parte de este
personal religioso ha nacido en un país extranjero, por lo
que tiene otra cultura. Deben cambiar el chip y comprender
que una cosa es la cultura y otra la religión.
P.- Por parte de los inmigrantes, ¿qué falla en el
proceso de adaptación?
R.-Influye mucho la edad. Los jóvenes, por regla general, se
adaptan mejor. Sin embargo, alguien de 60 años lo va a tener
mucho más difícil. El tipo de demandantes de ese personal
religioso son jóvenes nacidos aquí. La sociedad también debe
ayudar.
P.- El curso sólo estaba previsto en Madrid, Murcia y
Ceuta, ¿cuál ha sido la razón?
R.- Finalmente sólo ha sido en Ceuta. Ha sido una
experiencia piloto para comprobar si funcionaba. Para el
Instituto Cervantes, que colaboraba con nosotros, también ha
sido algo diferente. Era un curso con un personal muy
específico. Se realizó una convocatoria para estas tres
ciudades y, finalmente, comprobamos que era mejor realizarlo
únicamente en Ceuta. Ha funcionado tan bien que, casi con
seguridad, se realizará una segunda edición en esta ciudad y
luego a otros lugares. Algunos de los que han terminado se
unirán al curso de la UNED. Queremos establecer un programa
de formación muy estable y que permita, en unos 5 años,
tener un personal religioso adaptado. Más allá de los
colores políticos es una cuestión sociológica. El cambio en
la religión es sociológico, no es un tema ni conservador ni
progresista. Estos son los españoles.
P.- Sin embargo, las tres profesiones sin respaldo
académico son: imán, rabino y pastor...
R.-Esta cuestión ha sido heredada del antiguo debate entre
clericalismo y anticlericalismo. Están reconocidas en la
Seguridad Social pero el problema es que la Administración
no reconoce el hecho religioso tal y como es.
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