Es una realidad, un tema
preocupante, la situación por la que atraviesa, en los
momentos actuales, el colectivo de docentes de nuestro país.
Conductas agresivas, amenazas, insultos, problemas para dar
clases y acoso a través de la Red, por lo que el ejercicio
de la docencia se ha convertido de alto riesgo.
El Defensor del Profesor es un servicio del Sindicato de
Profesores ANPE. Un observatorio de la realidad en las
escuelas españolas. Con una media de diez llamadas diarias,
registra en la actualidad un total de 14.529 llamadas de
docentes, en sus cinco años de existencia, lo que les
conducen a ser víctimas de violencia en las aulas; pero, se
supone que sean muchas más por aquellos que no denuncian.
Las citadas llamadas, en esos cinco años, significan una
media de 2.096, que comparadas con las registradas en el
curso 2009-2010, que ascendieron a 3.998, muy distantes de
la media, siendo muy preocupante, porque hacia dónde nos
dirigimos.
La mayoría de las quejas y denuncias de los docentes, se
centran en dificultad de dar clases (28%), acoso y amenazas
de padres (24%), acoso y amenazas de alumnos (22%)….
Desde el propio Defensor del Profesor, se ofrece, con
atención inmediata y gratuita, un amplio abanico de
servicios que incluye: asesoramiento, protección, gestión
ante las Administraciones, denuncias ante los Juzgados.
Por otra parte, por el citado servicio se ha abierto un
debate social sobre la conflictividad en las aulas fruto de
la cual, las Administraciones Educativas han empezado a
buscar soluciones (¿).
También se ha puesto en marcha la campaña bajo el título “Yo
también soy defensor del profesorado”, siendo muy bien
acogida por la sociedad, teniendo como respuesta de la misma
la iniciativa para animar al profesorado, en reconocimiento
al valor de su profesión. “Cada docente es necesario, sólo
así se consigue el avance de los estudiantes”.
Los resultados que ofrece el Defensor del Profesorado hace
hincapié en que la mayoría de los conflictos se desarrollan
en Educación Secundaria, pero, cabe destacar el importante
ascenso que empieza a tomar las agresiones a docentes de
Educación Primaria, que protagoniza el 38% de las llamadas
recibidas. En este caso cobra especial protagonismo los
propios padres de los alumnos los que profieren las amenazas
e insultos y, en contadas ocasiones, agresiones.
Se destaca como avance positivo el respeto y la disciplina
dentro de las aulas, fruto de la concienciación de las
Comunidades Autónomas sobre la urgencia de crear normativas
que regulen la convivencia de los centros educativos.
Conviene tener presente que el colectivo de enseñantes es el
más castigado por esta lacra de España. El llamado “síndrome
del quemado” es cuatro veces mayor entre los docentes que en
otros sectores, por ejemplo Sanidad, que también se ve
afectado.
Sirva como ejemplo algunos recientes casos que demuestran
que las denuncias empiezan a tomarse en serio. “En
Barcelona, un juez impuso la mayor condena dictada por
agresión a un profesor. Dos años de cárcel para la madre.
Acudió a hablar con la maestra de su hija y acabó
arrancándoles los pelos”. Y el caso de una docente: “Me
encuentro abatida. Una alumna de 3º de la ESO me empujó
contra la mesa mientras me gritaba: ¡Cuando te pille por la
calle, te mato!. No he podido dormir. Acudir a clase me ha
supuesto un gran esfuerzo. Me sabía observada por todos los
alumnos. Sólo tengo ganas de llorar”.
Los docentes temen convertirse en el hazmerreír de sus
alumnos o en la diana de la crítica de sus compañeros por no
controlar su clase.
Todo lo anteriormente expuesto no tiene ni punto de
comparación con lo ocurrido a un profesor, tutor del grupo
al que pertenecía un estudiante. El centro de Formación
Profesional. El citado estudiante sustrajo una batería de
coche y, al ser descubierto, le dijo “este asunto lo
arreglará un amigo mío”. Se trataba de un externo y con
antecedentes penales. Y la amenaza se cumplió. Dos
detonaciones, dos impactos de bala en la fachada de su
vivienda. Pero, no sólo fue con este profesor; lo mismo
ocurrió con un compañero –de baja por depresión- por le
hecho de haberlo suspendido.
Al parecer, un joven de 20 años al que definen como
peligroso, se dedica a “captar” a los rebeldes del Centro.
Siendo lo ocurrido una acción premeditada, e identificados
los presuntos autores. Ellos hicieron el trabajo sucio.
Ahora la Policía los pondrá en manos de la Justicia.
Ante esta situación, que presenta un aspecto hondamente
preocupante, hasta el momento, no se ha encontrado una
fórmula capaza de resolver el problema.
Hay consenso generalizado acerca del carácter desastroso de
nuestro sistema educativo, que es nefasto. La enseñanza
pública, en la actualidad ha perdido buena parte del
prestigio que tuvo hasta finales de los años ochenta. Ya no
cumple su principal función que es la de transmitir
conocimientos y formar intelectualmente a los ciudadanos.
Los enseñantes están en el punto de mira de los alumnos y de
su familia. Viven atemorizados ante las actitudes agresivas,
a veces apoyados por la propia familia. Esta falta de
respaldo de los padres en problemas de disciplina, o el
presenciar agresiones físicas entre los alumnos son
situaciones que dan lugar a alto nivel de estrés, al igual
que la idea de enseñar a personas que no valoran la
educación o impartir clase a un número alto de alumnos. Todo
ello lleva a considerar que su entorno de trabajo no es
seguro. ¡Se buscan fórmulas para evitar todo este esperpento
que vive nuestro sistema educativo¡
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