Hay tareas, labores preventivas,
trabajos discretos y a veces “invisibles” que, por serlo,
pasan desapercibidos para la ciudadanía a pesar de resultar
muy importantes en la mejora de su calidad de vida. Este es
el caso de las intervenciones llevadas a cabo en los últimos
años por la Ciudad Autónoma en las redes de saneamiento,
abastecimiento de agua potable y pluviales, a través de sus
distintos departamentos y en no pocas ocasiones en
colaboración con la Administración General del Estado, que
también desarrolla sus propios proyectos, como los de
encauzamiento de arroyos presentados esta misma semana por
la CHG. Además de suponer una mejora evidente en cuanto a la
pérdidas de agua de la red, un grave problema para una
ciudad dependiente aún en su suministro de la pluviometría,
las obras llevadas a cabo en las infraestructuras
subterráneas tienen un enorme valor a la hora de prevenir
inundaciones. Así, los característicos ‘puntos negros’ que
Ceuta registraba en diferentes zonas de su territorio, casi
siempre, las mismas, son cada vez menos y, aunque no existe
la posibilidad de erradicar todos por completo, los efectos
de las lluvias torrenciales son, por tanto, cada vez menos
graves. La situación vivida ayer en la ciudad fue un buen
ejemplo de que estas políticas con resultados a medio y
largo plazo, son importantes. Con los 100 litros por metro
cuadrado caídos en apenas una hora y en alerta naranja, se
han visto en la ciudad en anteriores ocasiones muchos más
destrozos en vías públicas y equipamientos que los
registrados en esta ocasión.
No obstante, precisamente por estos buenos resultados y
teniendo en cuenta que en el ámbito de las infraestructuras
siempre hay trabajo pendiente y en pos de una siempre
deseable mejora permanente, las administraciones públicas no
deben cejar en el empeño de invertir en aquello que aunque
“no se ve” hace de los espacios públicos y en definitiva, de
las ciudades en las que se desarrollan, unos lugares mejores
para vivir.
|